El “testimonio cristiano” supone un “fastidio” para quien tiene una “mentalidad mundana”. En la audiencia general que ofreció este miércoles en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el papa Francisco dejó esta advertencia al reflexionar sobre la octava y última de las bienaventuranzas, que proclama la alegría que viene de la persecución a causa de la justicia.
Al hablar de la “persecución a causa de Cristo”, que es al final “motivo de alegría y de gran recompensa en los cielos”, el Pontífice presentó varios motivos que llevan a ella y que deben distinguir a los cristianos: la pobreza de espíritu, la sed de santidad, la misericordia, el llanto, la purificación del corazón y las obras de paz.
Los “ídolos y sus estructuras de pecado” presentes en el mundo no pueden permitir “un estilo de vida según el Espíritu de la verdad”, por lo que rechazan la enseñanza del Evangelio, “tachándola como un problema que se debe desechar y arrinconar”. Para quien vive “en función del dinero”, destacó el Papa, resulta “un fastidio” la presencia de quien muestra que la vida puede desarrollarse partiendo de la renuncia y de la entrega. Es por ello que el “testimonio cristiano”, que hace “tanto bien”, supone un “fastidio” para quien tiene una “mentalidad mundana”.
Ese desafío que plantean los fieles provoca en algunos un “endurecimiento del corazón” que lleva a la oposición e incluso a la violencia. “Llama la atención como en la persecución a los mártires va creciendo la hostilidad hasta llegar al encarnizamiento”, comentó Francisco improvisando sobre el texto que tenía preparado. Puso como ejemplo a las “dictaduras europeas del siglo pasado”.
Para Jorge Mario Bergoglio, esta situación muestra que “la persecución lleva a la liberación interior, que rompe con las ataduras del mundo, produciendo una gran alegría, porque se ha encontrado un verdadero tesoro mucho mayor al que puede ofrecer el mundo”. A continuación pidió a los fieles que recuerden a “tantos cristianos, hermanos nuestros, que sufren persecución en diferentes partes del mundo. Ellos necesitan nuestra oración y experimentar nuestra cercanía”.
En la actualidad son más los cristianos que sufren el martirio que en los primeros siglos de historia de la Iglesia, destacó el Pontífice, invitando no obstante a no caer en una lectura “victimista” de esta octava bienaventuranza al subrayar que “no todo desprecio de los hombres es sinónimo de persecución”.
En su saludo a los fieles de lengua francesa al final de su intervención, el Papa confió a la “misericordia de Dios” a todas las personas “golpeadas por el desempleo a causa de la actual pandemia”. También recordó que hoy se celebra la festividad de Santa Caterina de Siena, patrona de Italia y de Europa. “Le pido que proteja a Italia y a Europa para que permanezca unida”.