La vuelta paulatina a las celebraciones litúrgicas está cada vez más cerca, aunque la alerta sanitaria por el coronavirus seguirá obligando a ser precavidos para evitar un nuevo brote de la enfermedad. Por ello, los distintos episcopados van, poco a poco, haciendo públicos sus planes de desescalada y vuelta a los templos. Así, la Conferencia Episcopal de Suiza ha aprobado un ‘Plan marco de protección para la celebración de misas públicas’ que contempla la aplicación en tres fases: 27 de abril, 11 de mayo y 8 de junio de 2020.
En Suiza, las autoridades han permitido que a partir del 27 de abril de 2020 se pueda participar en los funerales. En dichas celebraciones se debe garantizar la seguridad sanitaria de quienes participen. Lo que aún se desconoce en la fecha exacta en la que se volverá a misa, aún así los obispos y abades católicos ya han consensuado los planes de las fases posteriores de la desescalada.
“La Conferencia Episcopal Suiza abraza la esperanza de muchos fieles de poder volver a celebrar pronto misas públicas”, señalan en la presentación del plan. “Las medidas de protección son necesarias y sensatas para poder finalmente normalizar gradual y responsablemente la vida eclesiástica y espiritual de nuestro país”, apuntan, y recuerdan que “las restricciones corresponden a un bien entendido amor al prójimo y a uno mismo”. Además, advierten que “las misas con presencia del pueblo son sólo una parte de lo que constituye la riqueza de la vida cristiana”.
La primera parte de la normativa contempla un ‘Plan de protección para entierros religiosos dentro del ámbito familiar’ que es lo permitido a partir del 27 de abril de 2020. Podrán participar los más allegados, con la distancia necesaria y con una celebración “de la forma más sencilla posible y con el menor número de personas posible”, que se fijará en función del lugar donde se celebre. “El funeral tendrá lugar, si es posible, al aire libre (junto a la tumba) con la Liturgia de la Palabra”, pudiendo celebrarse cuando pase el tiempo un funeral ‘clásico’.
La segunda parte, sin día concreto de aplicación, contiene el ‘Plan de protección para las misas públicas’. “La Conferencia Episcopal Suiza también es partidaria de que se suavice la prohibición de las masas públicas”, asegura el documento citando la constitución del país. Entre las normas se pide que se vacíen las pilas de agua bendita, se extremen las precauciones, se establezcan rutas de entrada y salida con las puertas abiertas para evitar tocarlas, se reduzca el número de músicos y se recomienda que se dispense un gel hidroalcohólico a la entrada. Se establece el aforo al tercio de lo permitido y con un perímetro de 4 metros cuadrados por persona.
Durante la misa, se establecen criterios para colocar a las personas sin separar a las familias, se permite un monaguillo y un lector si el presbiterio es amplio, la cesta de la colecta se pondrá a la salida de misa, el pan y el vino estarán cubiertos durante la consagración y el celebrante se desinfecta las manos antes del ofertorio. Se hace de forma comunitaria el diálogo “El Cuerpo de Cristo – Amén” y para recibir la comunión se mantiene la distancia de 2 metros con marcas en el suelo. Además, “los bautismos, las primeras comuniones, las confirmaciones y las bodas están sujetos a la estricta observancia de las normas de protección”.
Después de la misa se desinfectará todo los puntos de contacto y los templos estarán “normalmente abiertos durante el día para visitas individuales”. Además, los protocolos piden a los enfermos o quienes se encuentren mal que no acudan a la misa, así como al personal de riesgo. “Está prohibido celebrar misas públicas si este plan de protección no se puede aplicar plenamente”, concluye el documento.