Mientras el Gobierno ultima los detalles de la desescalada tras el confinamiento producido por el coronavirus, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española ya tiene listo su documento de ‘Medidas de prevención para la celebración del culto público en los templos católicos durante la desescalada de las medidas restrictivas en tiempo de pandemia’. Un texto de tres páginas al que ha tenido acceso Vida Nueva, adaptado a las cuatro fases marcadas por el Gobierno y que contiene los principios ya adelantados por esta revista, al estilo del protocolo ya aprobado por los obispos alemanes.
El documento especifica que las medidas se comenzarían a aplicar desde el lunes 11 de mayo a modo de tanteo, pero incide en que las celebraciones dominicales del 17 de mayo serán la gran puesta de largo y prueba de evaluación. El texto con las pautas de actuación está precedido de una nota a la que también ha tenido acceso Vida Nueva y en la que los obispos reflexionan sobre cómo ha de ser la “reconstrucción social” de España a la luz del ‘plan para resucitar’ que el Papa detalló en esta revista.
El órgano colegiado del Episcopado, que se ocupa de los asuntos ordinarios y de urgencia, se reunió el miércoles 29 de abril de forma telemática. Sobre la mesa se pusieron estas medidas, que incluirían unas “disposiciones, aconsejando máxima prudencia en su aplicación, que cada diócesis habrá de concretar”, según señala la introducción. “Será necesaria una evaluación continuada que permita valorar su puesta en práctica y modificación en las situaciones que sea necesario” a partir de las indicaciones de las autoridades, confirma el documento.
En el texto se incluyen además unas reflexiones previas y se detalla cada una de las etapas:
En este mayo, se trazan diversas “disposiciones de carácter general”, como la prórroga de la “dispensa del precepto dominical” o la recomendación de que las “personas mayores, enfermas o en situación de riesgo” no salgan de los domicilios. Además del respeto del aforo y la distancia, se propone “aumentar el número de celebraciones cuando haya mayor afluencia de fieles” para evitar aglomeraciones. Además, se recomienda el uso de mascarilla, que las pilas estén vacías y las puertas abiertas para que no haya que tocarlas.
Los obispos piden que se organicen la colocación de los fieles y las filas de la comunión para que se respete la distancia. También para que se ofrezca gel o desinfectante. Durante la liturgia, se establecen normas como que se eviten los coros y las hojas de cantos, que la cesta de la colecta se ponga a la salida, que los vasos sagrados deban cubrirse con los respectivos paños durante la plegaria, que el sacerdote se desinfecte las manos, que se haga de forma colectiva el diálogo “El Cuerpo de Cristo” – “Amén” o que se establezcan ministros extraordinarios de la comunión si el sacerdote es “mayor”.
No se dice nada sobre si la comunión ha de darse en la mano, como sí lo explicitan las diversas normativas europeas. A la salida, se ha de velar por la salida ordenada y desinfectar continuamente “el templo, bancos, objetos litúrgicos, etc.”
Para los demás sacramentos, se insiste en que en las confesiones se guarde la distancia necesaria sin que perjudique a la confidencialidad. Ambos llevarán mascarilla y se respetarán las medidas de higiene. Para el bautismo se usará el rito breve, se cuidará que el agua sea de un solo uso y que se asegure la higiene en la unción con algodón desechable. Esto sirve también para la confirmación.
En las bodas, los anillos o arras “deberán ser manipulados exclusivamente por los contrayentes” con las debidas distancias y “la debida prudencia en la firma de los contrayentes y los testigos”. Para la unción de enfermos se sigue el rito breve, especificándose que “los sacerdotes muy mayores o enfermos no deberían administrar este sacramento a personas que están infectadas por coronavirus”. “Los funerales y las exequias seguirán los mismos criterios de la misa dominical”, señalan.
Las mismas medidas sirven para la adoración del Santísimo y se reservan para la fase 3 las visitas turísticas a los templos. Por su parte, las dependencias parroquiales seguirán las normas de aforo –un tercio y la mitad según la fase–, distancia y mascarillas.