El obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, ha enviado a todos los sacerdotes durante el confinamiento por el coronavirus una carta en la que agradece su labor en un tiempo en el que “los templos permanecen cerrados pero la Iglesia está bien abierta en gran parte gracias a vuestra entrega ministerial”. “Todos, de alguna manera, habéis ayudado a que vuestros feligreses se unieran espiritualmente a las celebraciones, especialmente durante el Triduo Pascual”, especifica.
El prelado alaba las iniciativas para que “la catequesis parroquial siga llegando a los niños, adolescentes y jóvenes” y otras iniciativas formativas. “La creatividad en la pastoral catequética está siendo muy rica y variada, señal evidente de inquietud evangelizadora”, recalca. Un acompañamiento que llega al de las personas que han perdido a un ser querido y en el que la diócesis ha velado para que los sacerdotes estuvieran presente en los tanatorios.
Además, Murgui advierte sobre el crecimiento de una “pandemia social” que está provocando que “está aumentando las personas y familias que están acudiendo a Cáritas estos días”. “La Iglesia, que nunca ha dejado de estar cerca del necesitado, sigue estando ahí intentando combatir esas miserias que hieren al ser humano: la miseria material, la afectiva, la espiritual y la peor de todas, la carencia de Dios”, reclama. Y es que “la crisis económica, que ya hemos empezado a experimentar, nos tiene que llevar a no olvidarnos nunca de los pobres que están cerca de nosotros”.
En este sentido agradece la implicación de los párrocos y de los capellanes de hospitales que se han entregado a esta labor desde la “primera línea”. Apelando a la austeridad de los sacerdotes, pide a los cura que cada uno busque “libremente los cauces para que su ayuda económica personal llegue a las personas que lo necesitan realmente”. “Hagamos un esfuerzo mayor por administrar bien los bienes parroquiales para que contribuyan verdaderamente a la difusión del Reino de Dios”, exhorta.