“Hola Andrea, ¿cómo estás? ¿Sabes que te enviaré la papalina que pediste?”. Estas palabras, recibidas por medio de una llamada, sorprendieron a Andrea, un joven de 19 años afectado por un trastorno del espectro autista, por la voz familiar que las pronunciaba. Era el papa Francisco.
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Tal como explica Avvenire, el Papa llamó en la tarde de ayer, 29 de abril, a Andrea Pirotta di Caravaggio, quien sigue cada mañana la misa desde Santa Marta. Su madre, Maria Teresa Baruffi, ha señalado que para ellos supuso una “gran alegría y fuente de esperanza”.
Evitar la paz en tiempos de Covid-19
“Hemos escuchado ternura y paz en las palabras del Papa. Fue un soplo de sol y esperanza en este momento que nuestra tierra está más afectada que nunca”, dice.
“A Andrea, que es muy religioso”, continúa su madre, “le dijo que continuara así. Fue un consuelo providencial”. Y es que el joven había escrito una carta al Papa para decirle que no pronunciara durante la misa la invitación al signo de la paz, ya que en tiempos de coronavirus debería evitarse el dar la mano.