“Dios sacó todo lo malo que tenía dentro y puso luz en mí. Eso era lo que tenía que pasar y ahora puedo volver a enseñarle a la gente lo que el Señor me ha dado”. Es lo que afirma Brian Welch, ‘Head’ para el universo del heavy metal, sobre la experiencia de Cristo y la transformación que supuso el descubrimiento de Jesús en su vida de alcohol, porno, cocaína, xanax y cristal. “De repente, sentía como si solo quisiera abrazar a todo el mundo. Un sentimiento de amor incondicional y perdón –manifiesta–. Me sentía como si Dios entrara en la habitación diciendo ‘soy real’. Y el padre de todas las personas del universo”.
Welch era –y ha vuelto a ser– el guitarrista de KoRn, la banda californiana que, junto a Metallica, ha reinado en el escenario del heavy metal internacional en las últimas décadas con contratos multimillonarios y conciertos ante doscientas mil personas. Toda una estrella del rock –’Follow the leader’ fue el disco más vendido en todo el mundo en 1998–, que protagoniza el recién estrenado documental ‘Loud Krazy Love’, testimonio de su viaje desde el infierno a la luz, el testamento de su conversión al catolicismo. “No podía rezar y hablar con Jesús de corazón cuando estaba drogado. Pensé que tenía que salir de ahí y comencé a ir a la Iglesia. No tenía el concepto de lo que era Dios, pero recuerdo sentirme en paz”, añade en la película.
En 2005, a punto de firmar un contrato de 23 millones de dólares, Welch abandonó KoRn en la cúspide de la fama y el dinero: “Lo tenía todo. Tenía que hacer creer a los demás que era feliz, pero al final vivía una mentira. Sabía que algo no iba bien porque intentaba llenar ese vacío con algo que me hacía daño”, admite. Enredado en una feroz rueda de drogas, violencia y autodestrucción –“estaba colocado todos los días, era como mi café diario”–, con una separación y una hija de seis años bajo su tutela, Welch vislumbró la fe en su ciudad natal, en Bakersfield, California.
“Un amigo me regaló una Biblia, y escribió en ella mi nombre. Nunca había tenido una Biblia. Más tarde me convenció para ir a misa. No fui porque pensara que Dios fuera real, sino porque me imaginaba que la gente de la iglesia no se drogaría y me convenía que mis nuevas amistades fueran así”, añade ahora, en plena promoción del documental. “Me dijo que yo podía hablarle a Dios una vez regresara a casa –prosigue–, y como estaba tan colocado, me pareció una buena idea, fue lo que hice cuando volví. Y me cambió la vida”.
Y dijo adiós a KoRn, a las giras infinitas, a las noches salvajes. “Así que sacrifiqué la carrera, el dinero. Y muchos me ridiculizaron porque defendí lo que era. Ahora sigo a Jesús, no puedo seguir así. Me rendí. Lo dejé. ‘Dios, tengo que dejar todo esto, y ver qué es lo que quieres de mí’, me dije”, manifiesta. Sobre todo, Welch admite que lo hizo por su hija, Jennea, entonces de seis años, que vivía con él –la madre Rebeka desapareció también en su propio infierno de drogas y skin head–, pero a quien nunca veía. Hoy, con 22 años, es también coprotagonista de ‘Loud Krazy Love’.
“Necesitaba estar en casa, y yo estaba fuera muchísimo tiempo, de gira por todo el mundo –ha apuntado Welch durante la promoción–. Ella se quedaba con gente que no eran sus padres, grandes personas a las que quiero, como sus abuelos o buenos amigos. Pero no es lo mismo que tener a tu padre. Así que tuve que dejar una cosa por la otra, en aquel momento. Ella era pequeña y necesitaba mi atención. Bueno, lo que necesitaba era un acto de amor, que hiciera ese sacrificio por ella”.
Apenas dos semanas después de abandonar el grupo, Welch y Jennea se fueron a Israel y se bautizaron en el río Jordán. “Sentir a Jesús fue la experiencia más hermosa, la sensación más poderosa que he vivido nunca. Fue tan poderosa y real que, desde entonces, durante 15 años ya, nunca he vuelto a la droga. Eso es un milagro”, ha señalado en varias entrevistas promocionales. Y de ello ha dado testimonio en innumerables ocasiones desde 2005, y no solo ante los medios de comunicación. “Tengo una historia con Cristo, y la he estado explicando ya desde hace quince años, de una forma u otra. Para que la gente vea que si un tipo como yo puede hacerlo, ¡ellos también puede hacerlo!”, continúa.