El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha definido en una entrevista concedida a Europa Press, como “dramática” la situación que viven en la provincia como consecuencia de la crisis del coronavirus. Y es que, tal como ha explicado el prelado, entre las personas que están recurriendo a la ayuda de Cáritas para poder atender necesidades básicas, hay muchas que, hasta ahora, “nunca” habían acudido a la organización caritativa de la Iglesia.
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“La labor social de la Iglesia, que es enorme”, de por sí, apunta Fernández, “en estas circunstancias se ha multiplicado exponencialmente”. De hecho, antes de que entrase en vigor el estado de alarma, Cáritas Diocesana elaboraba más de 2.000 comidas semanales para familias de los barrios más excluidos de la ciudad de Córdoba, así como bolsas de alimentos y vales para supermercados. La necesidad de esta ayuda se ha multiplicado de forma exponencial, sobre todo en estos barrios donde ha aumentado la crisis social debido a la emergencia sanitaria.
“Situación de extrema gravedad”
Ante ello, “la caridad en el seno de la Iglesia se está alargando muchísimo en estas circunstancias, pues los cristianos son conscientes de la gravedad de muchas familias, y se sienten solidarios para compartir lo que tenemos”, ha subrayado el prelado, a quien no dejan de impresionar “las colas de personas que vienen a recoger la comida, personas incluso que nunca habían venido, y que ahora no tienen ningún ingreso económico, ni saben hasta cuándo”. “La situación es dramática”, asegura el obispo, si bien la generosidad de los cordobeses está posibilitando que Cáritas esté atendiendo a las familias que lo necesitan.
Fernández también ha señalado que “no podemos tener las actividades ordinarias de culto, reunión y caridad, pero somos conscientes de la situación de extrema gravedad, y nos amoldamos a lo que nos mandan las autoridades, por el bien de todos”. “Personalmente”, asegura, le ha “impresionado mucho no poder acompañar a los moribundos como debemos y no poder despedir a los difuntos como merecen”.