Con “dolor y preocupación” por el dramático incremento de la violencia en varias regiones del país y en las comunas de los centros urbanos, los obispos de Colombia abogan por “el alto al fuego y el cese de todos los enfrentamientos“, máxime en este tiempo de pandemia en el que piden que prevalezcan “las razones humanitarias” y “la atención de las necesidades básicas de todos”.
Así lo ha manifestado la Conferencia Episcopal de Colombia en un comunicado suscrito por su presidente, Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio, su vicepresidente, Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, y su secretario general, Elkin Álvarez Botero, obispo auxiliar de Medellín.
“Nos alarma particularmente la guerra sin cuartel que se viene librando por el control de los eslabones que hacen parte de la destructiva maquinaria del narcotráfico“, subrayan los prelados, conscientes del impacto que ello genera en la población que vive situaciones de extrema pobreza y falta de oportunidades, quienes, además, “tienen ahora empeñados sus esfuerzos en hacer frente a la crisis sanitaria, económica y social generada por la pandemia del Covid-19″.
Asimismo, la Iglesia ha rechazado tajantemente las acciones de los violentos, como “los asesinatos de hermanos y hermanas -entre ellos algunos líderes sociales-, el reclutamiento forzado de menores de edad, los desplazamientos, las extorsiones, las amenazas y los atentados contra la naturaleza y la infraestructura del país”.
Por eso, unida al clamor del Papa y de la comunidad internacional, la Iglesia colombiana alza su voz para pedir a las organizaciones armadas ilegales: “¡Detengan la dinámica de la violencia con la que sólo se consigue sufrimiento, pobreza y muerte!“.
En medio de la emergencia por la expansión del coronavirus en el país como en el mundo entero, los obispos de Colombia reclaman “hechos claros y decididos de humanidad, de solidaridad y de encuentro, que alivien el dolor de las personas, que señalen horizontes de esperanza y que fortalezcan el trabajo para superar la crisis”.
Expresamente han hecho un llamado a la guerrilla del ELN, que a finales de marzo había declarado un cese unilateral de sus ataques entre el 1º y el 30 de abril. Si bien los obispos han valorado “el beneficio humanitario que trajo a algunas comunidades el cese al fuego decretado”, también instan a esta guerrilla “a reconsiderar su decisión de terminarlo y, más bien, a prolongarlo indefinidamente“.
Por su parte, los obispos, los sacerdotes y los hombres y mujeres consagradas, continuarán “acompañando y sirviendo a las comunidades que nos han sido confiadas”, trabajando por la reconciliación del país.
Este domingo 3 de mayo la Iglesia celebra el Día de la Reconciliación Nacional, una oportunidad para la oración y la reflexión de cara al compromiso de los colombianos en la construcción del tejido social, en c0ntinuidad con el ‘Gran Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional’ que tuvo lugar en Villavicencio, el 8 de septiembre de 2017, durante la visita del papa Francisco.