Las misas dominicales con fieles en la diócesis de Girona se posponen hasta el sábado 30 de mayo. Así lo ha informado hoy el propio obispado a través de un comunicado en el que se recoge en la disposición del obispo Francesc Pardo para la vuelta a las misas en medio de la pandemia por el coronavirus.
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El prelado catalán va más allá de las recomendaciones del Gobierno y la Conferencia Episcopal Española. Ambos proponen la vuelta al culto dominical al 30% del aforo para el próximo lunes 17 de mayo, una fecha que en Cataluña, golpeada de lleno por el Covid-19 al igual que Madrid, resultaría apresurada. No obstante, las misas diarias sí podrían celebrarse a partir del día 11, como en toda España.
El obispo justifica su medida con estos 8 argumentos:
- Que no se conoce con certeza cuando se iniciará cada fase del desconfinamiento, porque depende de las indicaciones de las autoridades sanitarias.
- Que hay que facilitar que se cumpla la recomendación de que las personas mayores y en situación de riesgo puedan mantener las medidas de prevención en sus domicilios.
- Que temporalmente, mientras dure la crisis sanitaria, está suspendida la obligación del precepto dominical.
- Que la situación sanitaria de la pandemia no es la misma en las diferentes comarcas que configuran el Obispado de Girona.
- Que se prevén muchas dificultades para organizar la presencia de los fieles con 1/3 del aforo de los templos.
- Que la edad de un buen grupo de sacerdotes y diáconos indica que hay que considerarlos personas de riesgo, tanto para contagiar como para ser contagiados.
- Que muchos sacerdotes son rectores de varias parroquias, con la necesidad de desplazarse y sin tiempo suficiente entre cada celebración para adoptar las medidas de prevención.
- Que hay que tener los medios necesarios y organizarse para poder cumplir las medidas de seguridad e higiene en los lugares de culto.
En casa, por “amor” a los demás
Cuando vuelvan las misas dominicales a la diócesis catalana, se supone que las provincias que vayan cumpliendo con los criterios sanitarios estarán en la Fase 2 de la desescalada, lo que da “más garantías para evitar los contagios, más tiempo para decidir los lugares de las celebraciones y con el aforo del 50% que facilitará el control de los fieles participantes”, reconoce Pardo.
El obispo, en aras de la sinodalidad a la que llama constantemente el papa Francisco, reconoce que esta disposición ha sido acordada por el Consejo episcopal y consensuada “favorablemente” con los arciprestes de la diócesis.
“Todos tenemos un gran deseo de devolver a las celebraciones comunitarias de nuestra fe, pero el amor a los demás y a uno mismo nos exige velar con mucho cuidado y prudencia para salvaguardar la salud de todas las personas”, reconoce el obispo.