“Me convertí hace 24 años, en tiempos más tranquilos. Mi padre, profesor de filosofía en la Universidad de Génova, estudiaba Dante e islam; con él conocí al padre de mi futuro marido. Mi conversión tiene que ver con el amor, la fe y la curiosidad intelectual que recibí como regalo de mis padres”.
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Habla IlhamAllah Chiara Ferrero, secretaria general de Coreis, la comunidad religiosa islámica italiana presidida por su marido Yahya Sergio Yahe Pallavicini, imán de la mezquita Al-Wahid en Milán e hijo del fundador.
PREGUNTA.- La Coreis está fuertemente comprometida en el campo del diálogo interreligioso, con una historia de intensa interlocución con la Santa Sede. ¿Qué podría decirnos al respecto?
RESPUESTA.- Cuando el papa Francisco fue elegido, fuimos a Roma con nuestro hijo para mostrarnos cercanos a él, por la gran apertura que mostró desde el principio. Es un camino difícil, el suyo, no siempre compartido. Queremos apoyarlo, le agradecemos haber dado la valentía a muchos obispos y sacerdotes de realizar acciones nuevas en esta dirección.
P.- ¿Lo ha visto personalmente?
R.- Dos veces en el Vaticano y llevaba el velo, que me lo pongo solo cuando rezo o en contextos religiosos: con una delegación internacional poco después de su elección y para una conferencia al final del jubileo de la misericordia. Hablamos, fueron momentos muy bonitos; el Papa recuerda y saluda siempre con gran afecto a mi marido. Otro momento significativo fue en Jerusalén durante la visita del Papa en 2014.
P.- El Papa pone la atención sobre el sacrificio de los cristianos perseguidos en el mundo.
R.- Quiero expresar mi pleno apoyo a las personas perseguidas y la total condena de quien realiza esa violencia. El drama es el islam politizado que usa la religión para fomentar un nacionalismo que no tiene sentido en el mundo globalizado. Se empieza invitando insistentemente a la conversión a los estudiantes de otras creencias en las escuelas y se llega a la persecución. Es el exclusivismo confesional que lleva a la violencia, la identidad religiosa no es de por sí extremista. Si se continúa culpando a las religiones, en el fondo se desconoce su función de acercamiento al Dios Único.
P.- ¿Quién más debería ser cuestionado?
R.- En algunos contextos, el problema es el Estado; en otros, son los movimientos políticos islamistas extremistas que llevan a cabo persecuciones para desestabilizar a la sociedad y quien la gobierna. Lamento que el mundo occidental no reconozca que se trata de cuestiones políticas. Se ha hecho un guiño a estos movimientos: por una parte porque resultaba cómodo que desestabilizaran el poder central; por otro porque, presentándose como exclusivos y de alto rango, han parecido interlocutores más accesibles para quien tenía dificultad a enfrentarse con una realidad plural como la comunidad islámica.