La Iglesia católica alemana se convertía, la semana pasada, en la primera institución del país en firmar un acuerdo de cooperación con la Oficina Antiabuso del Gobierno, de acuerdo al cual se establecerán comisiones independientes para procesar los casos denunciados en cada una de las 27 diócesis de Alemania.
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Estas comisiones deberán, asimismo, ocuparse de casos prescritos o que no puedan ser procesados porque los implicados hayan fallecido. Además de hacer un seguimiento cuantitativo de los casos, analizarán la manera en la que los responsables gestionaron la situación en su momento.
Escepticismo de las víctimas
Por su parte, tal como recoge Katholisch, la escritora Claudia Mönius, abusada cuando era niña por un sacerdote, es escéptica sobre este acuerdo. “Ahora se fundan nuevos comités, se establecen nuevas estructuras, luego se redactan los documentos y así sucesivamente. ¿Y entonces?”, ha dicho Mönius en una entrevista con el Süddeutsche Zeitung.
Según el acuerdo, cada obispo es libre de decidir qué recomendaciones de la comisión implementará en su diócesis, además de nombrar a los miembros de la comisión. “El documento dice también que debe estar compuesta por expertos de la ciencia y la administración pública ¿Pero quién garantiza que los científicos no son teólogos?”, subraya.
