Este miércoles 6 de mayo llegó a la Ciudad de México, procedente de Nueva York, Estados Unidos, el cuerpo del padre Jorge Ortiz-Garay, el primer sacerdote mexicano que murió a causa del Covid-19.
Tal como informó en su momento Vida Nueva, el sacerdote murió el 27 de marzo pasado, tres días después de haber ingresado al Hospital Wyckoff de Brooklyn, por lo que el cuerpo permaneció alrededor de 40 días en una funeraria neoyorquina antes de ser trasladado a su tierra natal, para cumplir su voluntad.
El padre Jorge nació en 1970 en la Ciudad de México, y fue el impulsor de los festejos guadalupanos que se realizan desde el 2013 en Nueva York, y que contemplan la conocida Carrera Guadalupana, una iniciativa deportiva-religiosa que reúne cada año a miles de migrantes mexicanos e hispanos.
El objetivo del sacerdote, al promover la devoción guadalupana, era recuperar la fe y los valores religiosos de las familias mexicanas, perdidos o diluidos a lo largo de su proceso migratorio y en la adaptación a las nuevas costumbres y tradiciones norteamericanas.
La Carrera Guadalupana, que se ha venido celebrando desde hace seis años en el marco de los festejos del 12 de diciembre, consiste en que los asistentes participen en una Misa celebrada por el obispo de Brooklyn en la Catedral de San José, y posteriormente caminen de regreso a su parroquia con una antorcha encendida, a fin de ser recibidos por sus respectivos párrocos para celebrar en su localidad las fiestas guadalupanas.
Los recursos recabados por concepto de inscripciones eran entregados al arzobispo de Brooklyn para la realización de obras de caridad. En el 2017, por ejemplo, el dinero fue utilizado para atender las necesidades de las víctimas del terremoto en México.
De acuerdo con una tarjeta informativa de la Arquidiócesis de México, tras su muerte, la familia del sacerdote inició los trámites ante las autoridades mexicanas para reclamar el cuerpo y solicitar su repatriación, pues era su deseo ser enterrado en el país.
Después de 40 días se logró el permiso correspondiente para la salida de los restos mortales del sacerdote, por lo que la familia agradeció a la Diócesis de Brooklyn y al gobierno de Nueva York por acceder a las peticiones del gobierno mexicano a fin de que el cuerpo fuera traído sin ser cremado.
El sacerdote Ortiz-Garay será sepultado el 7 de mayo en un panteón de la Ciudad de México, con la presencia de sus padres y hermanos, pero también con “el acompañamiento espiritual de miles de mexicanos e hispanos migrantes que, desde Estados Unidos, le agradecen acercarlos a Jesucristo a través de la espiritualidad de Santísima Virgen de Guadalupe”.