Los obispos españoles piden a los políticos que “el virus de la división” no impida reconstruir la sociedad ante el coronavirus

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“Pedimos a todos los ciudadanos que ayuden a hacer posible un diálogo constructivo y eficaz. Oramos para que los muros sean superados, para que los egos, los intereses particulares y las ideologías sean dejadas a un lado. Oremos para que cuando los interlocutores se encuentren juntos en la misma sala, se miren a los ojos y perciban nuestro clamor y ánimo: ‘Adelante, ustedes pueden…'”. Con estas palabras se expresan los obispos de la Subcomisión de Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española, que hoy han hecho público el mensaje ‘Sentado a la mesa con ellos (Lc 24, 18)’ con motivo de la festividad del Corpus Christi, Día de la Caridad, que se celebrará el próximo domingo 14 de junio.



En el mismo los prelados expresan su esperanza en que de los “encuentros emerja también la complicidad y que el gesto de afecto facilite el acercamiento de posturas”. Así, rezan para que “el virus de la división, que estará siempre al acecho, no consiga romper el buen hacer de todos los interlocutores pues está en juego la construcción del bien común en esta querida casa de todos, que es nuestra sociedad”.

“En la solemnidad del Corpus Christi, el Señor, compadecido de nuestra enfermedad pandémica, de nuestra desesperanza y soledad, nos invita a encontrarnos con Él en el camino y a sentarnos a comer a su mesa. Espera así que, unidos a Él, nos convirtamos en testigos de la fe, forjadores de esperanza, promotores de fraternidad y constructores de solidaridad en medio de esta situación tan dolorosa que estamos atravesando”, justifican.

Para el Episcopado, el trabajo de “transformación del mundo no podemos llevarlo a cabo solos. Necesitamos de todos y particularmente de nuestras autoridades políticas, civiles, económicas y religiosas. Necesitamos personas con mucha paciencia, con la mirada puesta en los más frágiles de nuestra sociedad, y con una firme voluntad de llegar a acuerdos y de aplicarlos”. “Que exista esa voluntad, es hoy lo más importante”, añaden.

¿Dónde está la Iglesia?

En su mensaje, que vertebran en cuatro puntos, responden a quienes se preguntan dónde está la Iglesia en estos momentos, a quienes invitan a dirigir su pregunta a “los pobres, los enfermos, los discapacitados, los que están solos, los ancianos abandonados, los que buscan sentido en medio de la oscuridad, los que han perdido un familiar querido, a tantos que buscan a alguien que les escuche…”.

Y es que todas estas personas, “han encontrado el rostro de la Iglesia en la acogida de los miembros de Cáritas y de tantas otras entidades de Iglesia, en los hospitales, los comedores, los centros de acogida y las residencias de ancianos de parroquias y de diversas instituciones eclesiales”. “Ellos la han encontrado en tantos hombres y mujeres creyentes, que también son la Iglesia, y que se gastan y desgastan por edificar un mundo más justo, más fraterno, más humano y más abierto a Dios. La han encontrado en tantos médicos, enfermeros, auxiliares, transportistas, farmacéuticos, policías, militares, muchos de ellos católicos, que son también la Iglesia. La Iglesia, con la ayuda del Señor, seguirá realizando este servicio diariamente, con humildad, sin pretender ocupar las primeras páginas de los periódicos”, explican.

Por 4 razones

En la primera parte de su mensaje, que titulan ‘En un singular ayuno eucarístico’, indican que “hemos vivido semanas sin poder participar física y plenamente de la Eucaristía. Poco a poco vamos volviendo a una cierta normalidad al poder recuperar la participación del Pueblo de Dios en la mesa del Señor. Esta participación será progresiva y estará condicionada por el cumplimiento de las condiciones de aforo y de las normas. Muchos niños no han podido celebrar aún la Primera Comunión y no podrán acompañar a Jesús sacramentado por las calles de nuestros pueblos y ciudades el día del Corpus Christi. Quiera el Señor que esta situación de ayuno eucarístico haya acrecentado en nosotros el deseo de la Eucaristía y la necesidad de profundizar en su ser y significado”.

En la segunda parte –’La tentación del abandono’, los prelados recuerdan que “Dios necesita de cada uno de nosotros para hacerse presente a tantos caminantes de Emaús que avanzan sin rumbo y sin ánimo. Algunos, además, no cuentan con lo necesario para llevar una vida digna pues carecen de la acogida social, de un hogar adecuado y del alimento necesario para el sustento diario. Esta pandemia no solo nos está dejando dolorosas muertes, sino que está provocando además una grave crisis económica y social”.

Como consecuencia de la crisis, “está creciendo el número de personas que sufren física, social, psicológica y espiritualmente. En medio de tanto dolor y desánimo, al igual que los discípulos de Emaús, bastantes hermanos están descubriendo la presencia misericordiosa de Dios en aquellos que Francisco ha llamado ‘los santos de al lado’: el personal sanitario, las fuerzas de seguridad, los capellanes de los hospitales, los vecinos… han sido como estrellas de esperanza en el oscuro camino que nos ha tocado recorrer. Hoy, más que nunca, tenemos necesidad de muchas personas que puedan ser ‘santos de al lado’, de los que Dios se pueda servir para hacerse presente y ofrecer esperanza a quienes caminan perdidos y desesperanzados”, sostienen.

El Episcopado invita a no olvidar a “aquellos hermanos nuestros que han fallecido por la infección del virus. Oramos por ellos para que participen por toda la eternidad de la victoria del Resucitado. Encomendamos también a sus familiares y amigos para que, además de experimentar la cercanía y el calor de los más cercanos, puedan también descubrir en Jesucristo el fundamento de su esperanza y el faro que ilumine su peregrinación por este mundo hasta el reencuentro futuro”.

La Iglesia, “la familia de los hijos de Dios, imitando a su Maestro, quiere seguir ofreciendo el sustento material a quien lo necesita, el acompañamiento a quienes se sienten solos y el alimento espiritual, que nace de la Palabra y de los Sacramentos, a todos los que tienen hambre de Dios o necesitan encontrarse con Él para descubrir el verdadero sentido de su vida”, explican a la vez que resaltan que “esta es la gran obra social que la Iglesia, nacida del mismo Jesucristo, quiere seguir realizando hasta el encuentro definitivo con el Padre”.

En la tercera parte de su mensaje, que titulan ‘Eucaristía: fuente del amor, de la comunión y del servicio’, señalan que, “en cada Eucaristía, actualizamos sacramentalmente este misterio de amor, pero un día al año, el día del Corpus Christi, lo hacemos con una especial solemnidad. Por eso, en esta jornada, la Iglesia celebra también el día de la Caridad, puesto que anunciamos y celebramos con profunda fe que de la Eucaristía mana la fuente de todo amor y santidad”.

Por último, en la cuarta parte, titulada ‘Comunidad misionera al servicio de los pobres’, insisten en no quedarse bloqueados en el dolor, porque “el Señor nos llama constantemente a ser discípulos misioneros, a salir a los caminos y encrucijadas de la historia para convocar a todos, especialmente a los desesperanzados, a los pobres y excluidos, a los que experimentan la violencia y la persecución, y a los que habitan en las diferentes periferias de nuestro mundo”.

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