Vaticano

El coronavirus puede provocar una caída de hasta el 45% en los ingresos del Vaticano





La crisis del coronavirus va a provocar este año una caída de los ingresos de la Santa Sede de entre el 25% y el 45%, según las previsiones más o menos pesimistas, aunque no se corre el riesgo de una bancarrota. Lo asegura el prefecto de la Secretaría para la Economía, el jesuita español Juan Antonio Guerrero, en una entrevista publicada este miércoles por el portal informativo del Vaticano, Vatican News.



“Tenemos delante seguramente años difíciles. La Iglesia cumple su misión con la ayuda de las ofertas de los fieles y no sabemos cuándo la gente podrá donar. Por eso debemos ser sobrios y rigurosos”, cuenta Guerrero, asegurando que hay tres elementos que no están en discusión ni siquiera en estos momentos de crisis. Se trata del sueldo de los alrededor de 3.000 trabajadores de la Santa Sede, de las obras de caridad con las personas en dificultad y de la ayuda a las Iglesias necesitadas. “Ningún recorte implicará a quien es más vulnerable”.

La Santa Sede prevé una caída en los ingresos derivados de los alquileres de sus propiedades inmobiliarias debido a la recesión, pues está concediendo rebajas a algunos inquilinos que se encuentran en situación de dificultad. También pesará el cierre durante los últimos dos meses de los Museos Vaticanos, cuya reapertura se espera para el próximo lunes.

Lenta reactivación

“Una contribución importante viene la de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, que depende en gran parte de los Museos, hoy cerrados y que en la parte restante del año probablemente estarán en dificultad porque la reactivación será lenta”, confirma Guerrero. En la entrevista cuenta que el 45% de las salidas presupuestarias de la Santa Sede van dirigidos al personal, otro 45% a los gastos generales y administrativos y un 7,5% a donaciones.

“Al aprobar el presupuesto de este año ya habíamos decidido una reducción de los gastos para bajar el déficit. La emergencia del Covid nos obliga a hacerlo con mayor determinación. Tanto el escenario optimista como el pesimista dependen en parte de nosotros, de cuánto seamos capaces de reducir los costes”, comenta el jesuita extremeño, nombrado ‘ministro’ de Economía de la Santa Sede por el papa Francisco el pasado mes de noviembre.

“No somos una empresa”

“Si no hay ingresos extraordinarios, es evidente que habrá un aumento del déficit”. Éste osciló en torno a los 50 millones de euros en los últimos cuatro años, en los que hubo de media unos ingresos de 270 millones y unos gastos de 320 millones. “No somos una empresa ni nuestro objetivo es dar beneficios. Debemos encontrar el modo de asegurar nuestra misión, pero debemos entender qué es lo esencial”, considera Guerrero, que recuerda que “no todo puede medirse como déficit ni como un mero coste” al analizar las cuentas.

En su entrevista en Vatican News, el prefecto de la Secretaría para la Economía muestra su deseo de que este año la Santa Sede presente públicamente sus balances “para explicar bien cómo gastamos el dinero” y reconoce que en el pasado hubo situaciones en las que “nos fiamos de personas que no merecían confianza”.

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