El papa Francisco ha enviado, por medio de la Nunciatura Apostólica de Harissa, 200.000 dólares para sostener un total de 400 becas de estudio en el Líbano ante la “grave crisis que está generando sufrimiento, pobreza y enfatiza el riesgo de ‘robar la esperanza’, sobre todo a las generaciones más jóvenes, que ven difícil su presente e incierto su futuro”, tal como lo ha explicado en un comunicado la Santa Sede.
El Papa demuestra así su preocupación por “los hijos e hijas” del pueblo libanés, a quienes, en el contexto actual, parece difícil asegurarles “el acceso a una educación” que, en muchos casos, “ha estado garantizado siempre por las instituciones eclesiales”.
Esta muestra de solidaridad por parte de Francisco se unirá a la contribución que el Fondo de Emergencia que la Congregación para las Iglesias Orientales ha promovido estos días para frenar el impacto del Covid-19.
El anuncio de esta ayuda coincide con el día en el que se debería haber celebrado en el Vaticano el encuentro por el Pacto Educativo Global, que tuvo que ser emplazado a una cita telemática el próximo 15 de octubre. “La esperanza”, se lee en el comunicado de la Santa Sede, “es que se pueda realizar una alianza de solidaridad”, con el auspicio de que “todos los actores nacionales e internacionales persigan responsablemente la búsqueda del bien común, superando sus divisiones e intereses”.