Para los nostálgicos, la celebración en pleno confinamiento en una fase incipiente de la escalada tras el coronavirus, la fiesta de este 15 de mayo de san Isidro será para el recuerdo. En Madrid, Carlos Osoro presidirá la misa a puerta cerrada, sin continuidad de celebraciones en la pedrera. El santo agricultor en tiempos de pandemia y con las cosechas a la deriva por falta de mano de obra trasmite para estos tiempos de epidemia algunas lecciones válidas.
Juan XXIII declaró a san Isidro, labrador, patrón de los agricultores españoles. A él se ha dirigido durante siglos oraciones y rogatorios para que el tiempo sea benigno con las duras labores de quienes se dedican a esta tarea. Más allá de la caricatura de los ángeles sacando el trabajo llevando los bueyes mientras él dedicaba su tiempo a la contemplación, Isidro trabajaba para un terrateniente que por principio no debía ser condescendiente.
La oración de los agricultores en este tiempo de pandemia es peculiar. Las medidas del estado de alarma han hecho que la mano de obra en el campo haya escaseado en zonas tremendamente empeñadas en ello. La campaña de la fruta de hueso ha comenzado sin trabajadores suficientes para la recolección. A ello, a pesar de las medidas del ministerio del ramo, se ha sumado un elemento clave: el cierre de fronteras ha hecho que sea imposible la movilidad de temporeros de países como Bulgaria, Rumanía o Marruecos. Nuevos motivos que ofrecer al santo.
El testimonio de santidad de Isidro Labrador va más allá de los campos de labranza, llegando a extenderse por su familia, por eso a su lado está santa María de la Cabeza, su esposa. Ambos estaban entregados al trabajo santificado sin dejar de cumplir sus labores religiosas. En concreto, dice la tradición que su esposa era camarera de la Virgen de Torrelaguna antes de trasladarse la familia a Madrid. Una sacristana que en estos tiempos se empeñaría en desinfectar bancos y vasos sagrados.
la santidad no se queda ahí, porque también su hijo fue canonizado, es san Illán. Nacido en la casa familiar de Torrelaguna, al norte de la comunidad de Madrid ya cerca de Guadalajara dice la tradición que acabó sus días como ermitaño en el pueblo toledano de Illán de Vacas. Un auténtico ejemplo de confinamiento la vida solitaria.
El santo referente del campo español ha sido la primera opción en cada sequía del agro. A san Isidro se le representa habitualmente con algún elemento que hace referencial agua en recuerdo a las rogativas que se le hacían pidiendo la lluvia para las cosechas en la España seca. Tradición que se remonta hasta el siglo XII.
No se queda ahí la tradición, en la ermita de san Isidro del Campo también está la tradicional agua milagrosa. Hoy en día, el agua milagrosa parece ser el gel hidroalcohólico y las soluciones viricidas. En cualquier caso, el poder purificador del agua el vida de fe y en las medidas sanitarias muestran una excelente combinación antes de que “wash your hands” fuera un lema internacional.