Los obispos norteamericanos, a través de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), denunciaron y manifestaron su solidaridad con las comunidades nativas e indígenas que están siendo “desproporcionadamente afectadas por el Covid-19”.
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A través de un comunicado, la Iglesia norteamericana expresó su preocupación por los informes que revelan que las comunidades nativas e indígenas en ese país están sufriendo a tasas desproporcionadamente altas de la pandemia de Covid-19.
También denunciaron la falta de recursos suficientes para responder a la crisis, especialmente de la Nación Navajo. “Rezamos en oración a nuestros hermanos y hermanas que sufren en estas comunidades, y estamos con ellos para pedir una respuesta sólida a la pandemia en sus tierras”, señala la declaración.
Se agrava la desigualdad
Los obispos consideran que este virus está exacerbando las disparidades de salud y las desigualdades sociales que enfrentan las comunidades nativas e indígenas desde hace mucho tiempo, y recordaron que la financiación adecuada para el Servicio de Salud Indígena ha sido un desafío constante, pues hay escasez de personal médico y camas de hospital.
En este contexto, expresaron su esperanza en la reciente confirmación unánime del Senado de los Estados Unidos del reconocimiento de las necesidades de salud de las comunidades tribales. “También es bueno que se hayan asignado recursos adicionales en la legislación reciente, y es esencial que esta financiación llegue a sus destinatarios lo antes posible”.
Exhortaron a los legisladores y funcionarios gubernamentales a que protejan la vida y la dignidad de los pueblos nativos e indígenas, trabajando directamente con líderes tribales para garantizar un apoyo importante y amplios recursos para proteger a sus comunidades.
“Incluidos los recursos para responder adecuadamente a las grandes poblaciones nativas que viven en áreas urbanas y recursos dedicados para abordar las condiciones médicas subyacentes que aumentan la amenaza de Covid-19 para las poblaciones nativas”.
La declaratoria está firmada por el obispo Shelton Fabre, presidente del Comité Ad Hoc contra el Racismo; el arzobispo Paul Coakley, presidente del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano, y el obispo James Wall, presidente del Subcomité de Asuntos de los Nativos Americanos.
El texto asegura que en estos momentos, para ayudar a la comunidad nativa, la Iglesia está desarrollando formas de aprovechar sus raíces profundas en la persona de Jesús para fomentar la fuerza, la caridad y el apoyo a los enfermos y los que han muerto.
“Apreciamos nuestras estrechas conexiones con las comunidades nativas a través de nuestras parroquias, misiones y escuelas católicas. Recordamos una vez más nuestro profundo deseo de desarrollar caminos hacia la esperanza”, concluyen.