El Gobierno italiano ha acelerado la desescalada en el país con un paquete de medidas que se pondrán en marcha en los próximos días. La Santa Sede no se quiere quedar atrás. Pero sin dar un paso en falso. Para ello, las cuatro basílicas pontificias de Roma – San Pedro, San Pablo Extramuros, San Juan de Letrán y Santa María La Mayor- han sido sometidas a un exhaustivo proceso de desinfección.
Así lo ha confirmado el vicedirector de la Dirección de Sanidad e Higiene del Vaticano, Andrea Arcangeli: “Han sido usadas soluciones de cloro. Estas sustancias deben ser usadas en modo adecuada porque no deben dañar las obras de arte que aquí son muy ricas. Deben ser aplicadas con cautela”. Arcangeli ha detallado además cómo se han utilizado sustancias nebulizadas en las superficies para “reducir la cantidad de carga viral”, si bien admite que no se puede llegar bajo ningún concepto a una esterilización total de los templos, en tanto que eso solo se consigue en los quirófanos.
Todo esto permitirá que el próximo lunes, la última misa diaria del Papa retransmitida diariamente por la pandemia sea también su primera misa fuera de su residencia. Este 18 de mayo Francisco celebrará una misa sin fieles en la Basílica de San Pedro, cuando se cumplen los cien años del nacimiento de Juan Pablo II. Así, la celebración tendrá lugar en el altar donde reposan los restos de Karol Wojtyla.
Con esta ceremonia a puerta cerrada, el templo viviría su propia fase cero, antes de su reapertura para permitir la oración y las celebraciones con público. Una decisión que exige ofrecer todas las garantías para que San Pedro sea un especio ‘COVID free’, o lo que es lo mismo, en el que se reduzca a la mínima expresión el riesgo de contagio. Este cese en la emisiones telemáticas hace prever que, de forma paulatina, Francisco retomará su agenda pública, con las restricciones que afectan a toda Italia que desde el inicio de la pandemia ha asumido el Vaticano.