“Tu aporte es el #quintopan” dice el lema de la campaña “cinco panes y dos peces” que hace ya un mes está en acción en las diócesis de San Bernardo, Rancagua e Iquique.
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De este modo, esas iglesias locales están haciendo frente a los efectos sociales de la epidemia. “Es una realidad, dice el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, la llegada de un período de dura contracción económica, cuyo efecto quizá más grave será el desempleo que afectará a cientos de miles de personas y provocará que muchos hermanos y hermanas nuestras queden en situación de vulnerabilidad”.
Su diócesis incluye varias de las comunas más pobres del gran Santiago y allí esos efectos ya están a la vista. Por ello, ha motivado con fuerza la puesta en marcha de esta campaña que ya ha conseguido buena recaudación y empieza a organizar la distribución de alimentos, ropas y medicinas.
Cercanía del Señor y ayuda material
“A la Iglesia le corresponde su parte, agrega el obispo. Estar junto a los que sufren con los auxilios espirituales y procurar que a nadie le falte la cercanía del Señor. Pero también ir en ayuda material de los que están sufriendo, especialmente con alimentos y abrigo”.
La campaña, en las tres diócesis, está recaudando dinero a través de una cuenta corriente para abastecer a familias con alimentos y ropa cada mes, hasta agosto, a través de la Ayuda Fraterna de las parroquias. En cada parroquia, se ha confeccionado un catastro de las familias que requieran esa ayuda, sin distinción de ningún tipo: sólo sus condiciones económicas o de salud, considerando de modo especial donde haya adultos mayores, embarazadas y enfermos.
Las diócesis de San Bernardo y Rancagua tienen casi un millón de habitantes cada una, mientras la de Iquique llega a los 300.000. En ellas se han puesto como objetivo llegar a 10.000 cajas de alimentos y ropa cada mes.
Explosión de creatividad pastoral
El obispo González ha dicho en la web de su diócesis que “en estos días difíciles hemos asistido a una explosión maravillosa de creatividad pastoral, al ver las formas nuevas en que muchas parroquias han logrado llegar a los fieles. Entramos ahora en una segunda etapa que será larga y fatigosa, pero que expresará de forma real que deseamos que el evangelio se encarne en las realidades concretas que estamos viviendo”.
“Se requiere ahora, agregó, una explosión de generosidad, que tiene siempre su fuente en la gracia de Dios. “Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: ¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos? Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer”, dijo el obispo citando el evangelio de San Juan.
Ir en ayuda del otro
Indicando la campaña de su diócesis, agregó: “Asistiremos, como en los tiempos del Señor, a una multiplicación de los panes y peces, de manera que todos puedan comer. Pero, así como Jesús preguntó a Felipe y de su respuesta vino el milagro, hoy también necesita de cada uno de nosotros. Unos aportando económicamente, otros trabajando como voluntarios, otros orando con intensidad por esta misión cristiana y humana y todos unidos férreamente en el servicio del Señor y de los hijos de Dios, sin distinción alguna. Dios nunca abandona a su pueblo, especialmente cuando sufre, nos ha recordado el Papa Francisco recientemente”, dijo el obispo González.
Concluye su mensaje diciendo que “siempre la caridad ha sido uno de los pilares esenciales de la vida de la Iglesia. Hoy es necesario que ella se transforme en una fuerza de Dios, que nos hace despojarnos de nosotros mismos, de lo poco o mucho que tenemos, para ir en ayuda del otro, de tender la mano al que sufre necesidad. Es un tiempo en que todos creceremos en el Amor a Dios, pero lo haremos de la mano del servicio silencioso, humilde y generoso con los hermanos más necesitados. ¡Que nadie se reste de aportar su pan, para que el Señor haga también hoy el milagro!”, pide el obispo de San Bernardo.