Reportajes

La Conferencia Episcopal Española presentará en junio a las diócesis y movimientos su hoja de ruta para el laicado





Contemplar la nueva realidad y ser pueblo de Dios en salida a la luz de lo vivido en el Congreso de Laicos, celebrado en febrero, apenas unas semanas antes de que la pandemia del coronavirus frenase irremediablemente los ritmos y las vidas de todos. Esta es la nueva perspectiva en la que se profundizó en la Jornada Extraordinaria virtual de Apostolado Seglar, organizada por la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida y celebrada el 9 de mayo.



A esta cita se unieron 115 participantes entre delegados y responsables de los movimientos y asociaciones laicales. “El objetivo principal era concluir la segunda etapa del Congreso de Laicos, evaluándolo y presentando propuestas para el futuro, tomando como referencia el camino que ya estamos recorriendo y que inició en junio de 2018”, explica a Vida Nueva Luis Manuel Romero, director de la citada Comisión.

“Debemos seguir, sobre todo, trabajando en clave de sinodalidad, ser pueblo de Dios en salida”, apunta Romero. Y es que, si en su momento se afirmaba que habría “un antes y un después del Congreso de Laicos”, ahora hay que añadirle un antes y un después del coronavirus. Pero esta nueva situación no impide seguir trabajando. Al contrario, da una oportunidad para profundizar. “Todo lo que apareció en el Congreso ahora se puede leer a la luz de esta nueva realidad”, asevera.

Hoja de ruta

El documento será, de esta manera, la hoja de ruta para las delegaciones en los próximos años. En él, destacará además una idea constante en el encuentro nacional: que los laicos “no tengan un papel secundario sino protagonista en la vida de la Iglesia”. “También se establecerá cómo seguir trabajando en el futuro inmediato”, apunta Romero.

“Para ello, se va a reactivar la página web del Congreso, donde se recogerán las iniciativas laicales que se están llevando a cabo en este momento de crisis”, explica. Y es que, durante estas semanas, hay un sentir general en estos movimientos: “Parece que, a veces, solo se pone de relieve lo que está haciendo la Iglesia a través de sus sacerdotes, obispos y religiosos, pero también hay muchas iniciativas laicales que han surgido y se están desarrollando en este momento”.

Cuatro itinerarios

El proceso recorrido y el propio Congreso han ofrecido pistas fundamentales para trabajar de cara al post congreso. “Venían marcadas por los cuatro itinerarios –el primer anuncio, el acompañamiento, los procesos formativos y la presencia en la vida pública– con dos claves trasversales que aparecieron constantemente: el discernimiento y la sinodalidad”, explica Romero.

Por ello, se trata de trabajar en estas líneas de una forma progresiva. “La idea que hay es dedicar tres años a ir trabajando cada itinerario y, al final, celebrar congresos a nivel nacional más reducidos”, señala, tal y como adelantó esta revista.

Precisamente sobre estos procesos profundizó en su conferencia Carlos Loriente García, profesor del Instituto Teológico San Ildefonso de Toledo. “Una crisis requiere el desarrollo de nuevas formas de pensamiento y acción”, dijo en su conferencia ‘Impulsos y desafíos pastorales para el Pueblo de Dios en salida’ –que quiso dedicar íntegra a la situación dejada por la pandemia–, aludiendo a que la palabra crisis “se ajusta al tiempo que nos toca vivir”.

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