Ana Medina, Premio ‘Poesía para la esperanza en tiempos de dificultad’: “No tengo prisa en hacer esa desescalada interior”

Ana Medina

Ana Medina, periodista de Trece y de la Oficina de Prensa del Obispado de Málaga, ha sido galardonada con el Primer Premio de Poesía en el certamen ‘Poesía para la esperanza en tiempos de dificultad’, organizado por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, obra de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP). Se da el caso, además, de que su composición forma parte, junto a la de decenas de periodistas, del libro Tejer historias, con el que Publicaciones Claretianas pretende regalar a la sociedad testimonios de esperanza en este tiempo de dura prueba ante la pandemia del coronavirus.



En conversación con Vida Nueva, la impulsora de #oracionesdesdeeltren muestra su satisfacción por este reconocimiento: “Estoy muy lejos de considerarme poeta, aunque, como a muchos compañeros de profesión, me pasa que escribir es lo que me hace más feliz y, desde niña, he sentido el impulso de hacerlo. A la poesía me dedico desde hace poco más de un año, pero, desde el principio, ha sido un lenguaje que me ha resultado muy natural, y más aún para expresar eso que todos llevamos en el alma y que, si hacemos silencio, se nos susurra al oído”.

Belleza y bondad

“Que eso llegue a otras personas –prosigue– y les ayude a llenar su día a día de belleza y de bondad, es ya un premio. Y que la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria lo haya considerado hasta el punto de premiarlo, es todo un honor”.

Yendo más allá, la periodista malagueña asegura que podemos aprovechar, como sociedad y como Iglesia, este momento de dura prueba, pues el coronavirus también nos deja lecciones de vida: “Esta situación nos ha hecho pararnos (ya es un gran logro) y reconocernos en nuestra fragilidad. Por tanto, la primera lección es que somos vulnerables; no solo los que transitan las ‘periferias’, sino también los que nos creíamos que estábamos ‘en el centro’, con control sobre todo”.

Más humanos

“De eso –reconoce– habla un poco la poesía ‘El día que volvamos a abrazarnos’. ¿Podemos salir más humanos de esta y, por tanto, más cerca de Dios, más hermanos? Quiero pensar que sí. Deseo que esto nos haga descubrir que nos sobraban muchas cosas (angustias, autoexigencias, seguridades, caretas) y que nos faltaba ahondar en otras muchas, como el maravilloso don de acompañarnos, de cuidarnos, de crecer en la confianza de que somos hijos de Dios y que Él no nos abandona”.

“Personalmente –concluye Medina–, el confinamiento me ha permitido buscar formas nuevas de comunicar, de rezar, de demostrar el amor a quienes me rodean y también de descubrir que esto es una invitación a profundizar en quién soy, en qué puedo hacer por Cristo y por los demás. Estas son cuestiones que siento muy en lo hondo y que creo que debo responder aún. No tengo prisa en hacer esa desescalada interior; no sin haber ahondado todavía más de lo que he podido hacerlo. Me gustaría que fuéramos capaces de seguir trabajándonos para ser la humanidad que Dios espera, como reza el último verso del poema”.

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