El obispo de Michoacán alerta de “virus” más letales que el Covid-19

El obispo de Michoacán alerta de “virus” más letales que el Covid-19

El obispo de Apatzingán, Michoacán, Cristóbal Ascencio García, publicó una carta pastoral dirigida a su diócesis, una diócesis –dice él– cansada, abandonada y confundida por tanta información contradictoria en torno a la pandemia de coronavirus Covid-19.



En su mensaje, dirigido a los sacerdotes, religiosas y laicos, así como a las personas de buena voluntad y autoridades de gobierno, el obispo lamentó que miles de personas estén enfermando y muriendo a causa del Covid-19, pero aseguró que su pueblo sufre más por otros “virus”:

“La indiferencia, la corrupción, la inseguridad, la violencia, la impunidad, el cobro de piso, los secuestros, las pugnas de cárteles por los territorios, la quema de vehículos, etcétera. Son virus tan conocidos como forzosamente aceptados, y pareciera que tampoco hay vacunas contra éstos”.

En este sentido, consideró que el Covid-19 se alza como una cortina de humo, que impide ver los demás ‘virus’ que siguen flagelando al pueblo y matan más personas que el propio coronavirus, “pero ya no se ven estos crímenes, no son noticia”, dijo.

Ascencio García mencionó de manera concreta al “virus de la violencia, que es consecuencia de una ambición desmedida de poder y de control del territorio”, como lo denunció en varias ocasiones su antecesor, el obispo Miguel Patiño.

Situaciones graves en los últimos días

El obispo, de 65 años de edad, hizo un recuento de las situaciones graves que han ocurrido en las últimas semanas en su diócesis: bloqueos, quema de vehículos, policías acribillados, balaceras entre grupos rivales, multihomicidios, desplazados, saqueos, levantones, desapariciones, gente torturada y familias silenciadas.

“Me pregunto también: ¿Será posible que dejemos morir nuestros pueblos por estrangulamiento de virus letal o será suficiente el preocuparnos por el Covid-19?”

Consideró que las autoridades han sido rebasadas por la situación. “El crimen organizado como dueño del territorio, gobernando a través del miedo y del despojo, de la amenaza y de las balas. La población asediada, acorralada, resignada y sin esperanza”.

Añadió: “Mientras los cárteles se pelean, a precio de sangre el territorio (…) al pueblo lo percibo abandonado a su suerte, como ciervo herido entre hienas, con la impotencia en las manos y el amargo sabor de la injusticia en los labios”.

Señaló que sólo estando en Apatzingán se puede entender por qué el “quédate en casa” se ha vivido de una manera muy relativa en la Diócesis de Apatzingán, pues ahí los pobladores viven en una situación de riesgo constante.

Nos necesitamos todos

Ascencio García dijo estar convencido de que aún más que en la lucha contra el Covid-19, para eliminar estos virus sociales es necesario estar unidos. “Hoy más que nunca, hemos de ser agentes de esperanza, de anuncio de la Buena Noticia del Evangelio de la vida, de la paz, de la reconciliación, en un ambiente contaminado por el miedo”.

Por ello, llamó a los sacerdotes, religiosas y religiosos a no tener miedo de entregar la vida en el día al día al servicio del Evangelio, al servicio de los demás, sobre todo de los más necesitados y enfermos; y a los laicos y personas de buena voluntad les pidió preocuparse y ocuparse unos de los otros. “Apoyemos, siendo personas de paz, toda iniciativa que sea a favor de la reconciliación y de la paz en la justicia”.

A las autoridades y al crimen organizado

El obispo michoacano hizo también un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno a no olvidar que el pueblo les eligió para ser servidores del mismo.

“En nombre de este pueblo les suplico que, así como se le está poniendo empeño a erradicar esta pandemia, así o más se tomara la decisión firme de erradicar los demás virus sociales que no podemos negar matan más personas que el Covid-19”.

También envió un mensaje al crimen organizado: “Pido a Dios que abra los ojos de su corazón y que vean que ese camino no es vida ni para ustedes, ni para sus familias y menos para la sociedad (…) Porque la paz en la reconciliación de la justicia es obra de todos. Dejen de hacer el mal, conviértanse a hacer el bien”.

Finalmente, recordó que “todos vamos en la misma barca, y el bien sólo será posible, si nos hacemos corresponsables del bien de los demás”.

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