Eduardo Agosta es un fraile carmelita, argentino, científico del clima, profesor y además asesor de la Conferencia Episcopal Argentina y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). A propósito de los 5 años de Laudato si’ ha mencionado a Vida Nueva que con su publicación se plegaron movimientos ambientalistas, defensores de derechos humanos que ya venían trabajando en estas cuestiones desde hace décadas: “En ese sentido ha permitido organizarnos mejor, por ejemplo, el Movimiento Católico Mundial por el Clima surge también en el año 2015 a la par con la encíclica”.
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“Se abre la dimensión de la fe sobre el problema socioambiental”, explica para recordar que no se debe abordar la integridad de la creación sin separar el cuidado de la tierra y la defensa de los pobres.
Sobre ecología integral
Si bien el asunto ecológico ha estado plasmado a lo largo de la historia de la Iglesia, desde el Vaticano II en adelante con los distintos aportes de los papas precedentes, Francisco ha condensado todo en esta encíclica, por ello “agradecemos que tenemos la categoría de ecología integral que justamente nos abre a esta dimensión de fe sobre la problemática socioambiental”.
“La justicia y la paz tienen que ir acompañadas sí o sí por la integridad de la creación”, asevera el fraile, quien también considera que “el cuidado de la tierra y el de los pobres son como dos caras de una misma moneda”, por una parte “no puedo expresar mi fe en la resurrección, si no cuido la tierra y si no cuido al pobre como sinónimo de praxis cristiana”.
Cambiar el modelo de desarrollo
Laudato si’ ha sido el eje vertebrador de muchos procesos, entre ellos el sínodo amazónico. Al respecto el carmelita destaca que a partir de esta encíclica “ha habido mucha movilización, sobretodo inspiración de la gente que ya venía trabajando en estas cuestiones”. Además grupos ecologistas y la academia han encontrado “la motivación para seguir adelante y articular la propia reflexión de su razón de ser con la Iglesia”.
Ha lamentado que algunos sectores de la Iglesia “no han tomado esta conciencia o no quieren darse cuenta de esta conexión profunda entre modelo de desarrollo económico y social con deterioro ambiental”, por tal motivo “sigue faltando lo de siempre anunciar: el Evangelio” hacia una conversión ecológica real que cambie la cultura del consumo.
“Pensemos en que vivimos en un planeta finito” por tanto hay que evitar “el consumismo exacerbado en este modelo de crecimiento infinito de la riqueza que va contra los pobres y contra la tierra como vertedero y almacén donde uno va a sacar los bienes que quiera”, añadió el sacerdote.
Foto: Zenit