El obispo de Gregorio Laferrere y presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación Social, Gabriel Barba, señaló que la 54º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales nos encuentra en un tiempo particular, tiempos de pandemia, de coronavirus, “en tiempo de Iglesia que está puertas adentro“.
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Recuerda que si bien la propuesta del Papa era salir, ir al encuentro, asumiendo el espíritu propio de la Iglesia, ahora nos damos cuenta que, con formas y metodologías distintas, podemos hacer exactamente lo mismo.
“Hoy estamos llegando a gente a la cual nunca llegábamos, que tenemos un alcance que nunca hemos tenido, y es una sorpresa muy interesante que se la debemos a los medios”, reconoció Barba.
Valoró los medios de comunicación y remarcó que ellos son geniales, potentes, benditos y también peligrosos como un simple y mero instrumento, pero potentes y benditos si los usamos para el anuncio del Evangelio.
Comunicadores, privilegiados para la misión
“Somos los primeros misioneros que vamos a tener que readecuar, renovar nuestras estructuras caducas, como nos pedían los obispos en Aparecida; tenemos que ir en la delantera”, destacó el obispo al considerar que estas circunstancias ubican a los comunicadores en un lugar de privilegio.
Por eso, cree que cuando volvamos a la “nueva normalidad” nos vamos a encontrar con una nueva realidad mundial. Insistió en que en esta nueva realidad, los comunicadores deberán estar un paso adelante para que la Iglesia no pierda ningún espacio y mantener lo bueno que “hemos visto”.
“Nos dimos cuenta que una Iglesia que tuvo las puertas cerradas de sus templos, tuvo un alcance más grande que nunca ha tenido; la Iglesia que no se cerró se ha mantenido más viva que nunca“, enfatizó el presidente de la comisión de comunicación.
Barba expresó que se fortaleció el concepto de Iglesia doméstica, y aunque la gente no pudo acceder a los sacramentos, nos hemos dado cuenta que la Iglesia es sacramento de Cristo, presente en todas las realidades, lugares, sin límites.
Finalmente, animó a los comunicadores a seguir siendo misioneros, ayudando, acompañando y apoyando a los que lo necesitan para transmitir el mensaje. “Tenemos que aprender a abrirnos, a dar espacio a los jóvenes, a segmentar el mensaje, a pensar a quien nos dirigimos, y de qué manera para hacerlo adecuadamente. “Si Jesús es el centro del mensaje siempre nuestras comunicaciones estarán bien llevadas”, ratificó.