El papa Francisco recibió ayer, 2o de mayo, a un pequeño grupo de atletas que deberían haber participado hoy en el encuentro internacional ‘We Run Together – Simul Currebant’, organizado por Athletica Vaticana, y que ha tenido que ser suspendido debido a la pandemia del Covid-19.
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“Les agradezco a todos por el trabajo que hacen, porque todos hacen algo por la comunidad, por los demás”, dijo el Papa. “Y esto es alegría, ¿no? La alegría de hacer algo por los demás”, recalcando la importancia de “la alegría de dar, de ofrecer la belleza del deporte”. “Esto ayuda, porque lo que estás haciendo no es un ejercicio, digamos, práctica de velocidad o juegos, no, sino que están dando mucho a los demás”.
Durante su intervención, Francisco recordó el pasaje del evangelio en el que los discípulos corrieron al sepulcro de Jesús la mañana de la Resurrección. “El más joven, Juan, llega primero, y el mayor, Pedro, se queda atrás”, apuntó el Papa. “Siempre hay respeto al esperar al otro”, añade, recordando la regla medieval de los peregrinos del Camino de Santiago, que dice “debes ir al ritmo del más débil, del que camina más despacio”.
Esperar a quien queda atrás
“No se trata de llegar primero”, continuó Francisco, sino de hacer “como hizo Juan, que esperó al otro. Esto es algo muy hermoso, que debemos aprender como humanidad: mantenerse al día con las personas que tienen otro ritmo, o al menos considerarlas e integrarlas en nuestro paso”.
Por último, el Papa animó a los atletas a “vivir cada vez más su pasión como una experiencia de unidad y solidaridad”, ya que “solo los verdaderos valores del deporte son particularmente importantes para enfrentar este tiempo de pandemia y, sobre todo, el difícil reinicio”.