El Covid-19 es “el menor de los problemas” de Venezuela. Así lo denuncian los misioneros salesianos en el país latinoamericano, cuya situación definen como “un caos”, sobre todo por la escasez de combustible. “Ahora mismo la gente tiene que esperar hasta tres días seguidos para comparar 20 ó 30 litros de gasolina”, dicen los misioneros. Esto no sólo es grave para la movilidad de la personas, sino también para el envío de alimentos y medicinas.
“Pero también es difícil acceder a servicios básicos como la energía eléctrica, el agua potable y el gas doméstico”, denuncian. “Para conseguir comida hay que salir a la calle y hacer largas colas durante horas”, añaden, matizando que la emergencia sanitaria del coronavirus “no ha hecho más que empeorar una situación ya difícil en un país con una realidad muy complicada”.
“La población ya estaba experimentando un agrave escasez de alimentos y los hospitales ya no tienen recursos”, dice Rafael Montenegro, superior de la congregación en Venezuela. Sin embargo, ante este complicado panorama, los misioneros salesianos se han puesto al lado de la población y están ofreciendo todo tipo de apoyo a los niños, niñas y sus familias.
Así, la Red de Casas Don Bosco está ofreciendo más de 700 comidas diarias. Además, las familias más vulnerables están recibiendo bolsas de comida no perecedera y kits de higiene. “La situación es muy complicada, pero más para los niños, niñas y adolescentes. Muchos están sufriendo desnutrición y no tendrán un desarrollo cognitivo óptimo”, explica Leonardo Rodríguez, director de la Red de Casas Don Bosco.
“Las dificultades de la población para acceder a servicios básicos más el temor al contagio está llevando a la población a la desesperanza”, añade Rodríguez. “Esto va hacer que haya una nueva oleada migratoria. Una vez que los países vecinos levanten las cuarentenas muchas personas volverán a intentar salir de Venezuela”.