Misas por decreto en Francia: 4 metros cuadrados por fiel

Los franceses vuelven a misa este fin de semana después de más de dos meses sin poder acceder a los templos por decisión del Gobierno. Ayer mismo se dio vía libre a las celebraciones con fieles después de una reunión entre el ministro del Interior, Christophe Castaner, y los líderes de las diferentes confesiones religiosas galas. En ella, se detallaron las medidas a adoptar para garantizar la seguridad sanitaria en los templos que se dieron a conocer a través de un decreto ministerial en la noche del viernes al sábado.

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Se trataba del resultado de una reunión ‘in extremis’ que se vio obligada a convocar el Ejecutivo de Emmanuel Macron, después de que el Consejo de Estado ordenara a comienzos de esta semana levantar la prohibición gubernamental de las reuniones en lugares de culto en un plazo máximo de ocho días. El organismo considera que la iniciativa infringía “grave y manifiestamente” la libertad religiosa, un extremo compartido por los obispos franceses.

Libertad fundamental

De hecho, a las pocas horas de conocerse el nuevo decreto del Gobierno que daba vía libre a las eucaristías, el Episcopado publicaba una nota en la que celebran la decisión y recuerdan que “las restricciones que se imponen, como a cualquier libertad fundamental, deben ser justificadas y proporcionadas”. En esta línea, los obispos consideran que el protocolo propuesto por el Gobierno no hace sino confirmar las directrices que ya habían elaborado previamente para las actividades pastorales en la desescalada.

La realidad es que,  las misas han vuelto a París y al resto del país con medidas similares al del resto de países europeos: uso de la mascarillas, dispensadores para la desinfección de manos, cuatro metros cuadrados de separación entre personas…

“Cada obispo con sus sacerdotes determinará los lugares donde se puede reanudar la misa, cuidadosa y gradualmente: hoy, mañana y durante toda la semana hasta Pentecostés“, dijo el sábado Thierry Magnin, portavoz de la Conferencia de Obispos de Francia para quien la publicación del decreto es “una fuente de alegría”.