El jesuita Jaume Flaquer: “Nos hemos salvado como humanidad por los pelos”

El jesuita Jaume Flaquer: “Nos hemos salvado como humanidad por los pelos”

En pleno proceso de desescalada tras las semanas más duras del confinamiento por el coronavirus, el centro de estudios Cristianisme i Justicia ha presentado una reflexión, en clave teológica, sobre lo vivido en estas semanas. Un texto del jesuita Jaume Flaquer que advierte ante el aumento de las desigualdades, los riesgos para la democracia y los derechos civiles a consecuencia de la pandemia.



Los más vulnerables

Este nuevo documento incluido en la colección Papeles, disponible en su web, señala la experiencia de la vulnerabilidad común como oportunidad para reconocernos una sola humanidad. El que es también el responsable teológico del centro advierte que “nos hemos salvado como humanidad por los pelos … porque, a pesar de los titubeos iniciales de algunos países, al final hemos decidido poner en el centro nuestras preocupaciones a las personas mayores y más vulnerables”.

“Esta experiencia ha vuelto a situar a la muerte, ajena a la cotidianidad del primer mundo, como acontecimiento cercano, y de repente, el virus nos ha replegado hacia lo interior y hacia lo esencial”, señala. Y, ante la crisis económica, recuerda que “no va a afectarnos a todos por igual”, por lo que “deberíamos encontrar maneras para que en los meses venideros esa solidaridad que parece manifestarse al enfrentarnos juntos a un problema común no se desvanezca”.

Lecciones aprendidas 

La pandemia, advierte, puede provocar un desplazamiento del eje del mundo hacia Oriente, aumentando el riesgo de menor protección de la privacidad y de los derechos civiles. Los países de la Unión Europea deberán ser capaces de ser solidarios con los más afectados por la crisis “si no quieren correr el riesgo de romper de manera irreversible la Unión”, reclama.

Además, urge a elaborar una narrativa global sobre las causas de lo sucedido –causas ecológicas, modelo de globalización y de consumo, necesidad de potenciar una sanidad pública de calidad y la investigación, evaluar el sistema de atención a los mayores–. Con la clave de reconocernos vulnerables y que esa vulnerabilidad común nos haga sentir una sola humanidad.

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