“La economía de comunión no es una economía de emergencia” sino crear “un sistema que genere descartados”. Esta es la propuesta que ha dominado la última sesión del ciclo Economía de Francisco organizado por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria y por CEU IAM Business School – la escuela de negocios del Grupo CEU–. Una ponencia dedicada a la acción de la empresa por la transformación del mundo desde una visión carismática descartada.
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Un encuentro virtual con Asunción Esteso Blasco, presidenta para España de la Asociación Economía de Comunión, un propuesta que defiende una cultura económica basada en la comunión, la gratuidad y la reciprocidad, fundada por Chiara Lubich en 1991. De hecho, Esteso narró los orígenes de la propuesta de la iniciadora de los Focolares al llegar a Sao Paulo y ver la situación de las favelas. Comprometida por la “comunión de bienes” lanzó la propuesta de que empresarios se implicasen en la redistribución de beneficios para la creación de trabajos y la formación cultural, además de la inversión en el propio negocio.ç
La cultura de la gratuidad
Una respuesta “carismática” que va “al pilar del sistema, que es la empresa” con el fin de erradicar la pobreza. La “cultura de la gratuidad” que subyace a la propuesta general “comunión, una forma de comprometerse con la realidad desde la consciencia de que cada uno es un don para el otro”. “El gran tabú del capitalismo es el dar”, reivindica Esteso.
Este planteamiento económico se basa en 7 principios básicos: un planteamiento de trabajo participativo, las relaciones con la sociedad civil basadas en el bien común, el enfoque del trabajo como oportunidad para el crecimiento espiritual y ético, la calidad, la armonía en los lugares de trabajo, la formación en un clima de sabiduría y la fuerza de la comunión abierta y sincera.
No es una utopía
Las empresas que optan por la economía de comunión, además de la “ayuda material y concreta”, establecen una “relación concreta con los proyectos que se apoyan”. Y es que, siguiendo el mensaje evangélico, “incluso en un mundo sin pobreza, estamos llamados a vivir la comunión de bienes”, recuerda la ponente. Un componente muy importante es “el empresario que está llamado a vivir una pobreza elegida” como parte de su compromiso.
Esteso recuerda que esta propuesta “no es una utopía, es una realidad muy concreta”, ya que hay 53 empresas en España, 242 en Italia o 180 en el resto de Europa; 34 en Norteamérica, 145 en Brasil y 52 en Argentina; 43 en África y 25 en Asia. Los nuevos retos en los que trabaja la asociación es la inclusión de proyectos de los jóvenes –ya hay un equipo funcionando en Sevilla–. Además, como “economía profética” está trabajando en las nuevas necesidades que surgen –en dos días el proyecto cumple 29 años–, trabajando en redes con otras entidades que están en la misma línea, el desafío ecológico o la continua llamada del papa Francisco a proponer “una economía con alma”.