Vaticano

El fundador de los Caballeros de Colón, Michael McGivney, nuevo beato





La santidad en la Iglesia es una muestra de su pluralidad. Así se puede ver, por ejemplo, en las últimas figuras presentadas por el cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, está la autorización del papa Francisco del reconocimiento del milagro –que da acceso a la beatificación– del sacerdote Michael J. McGivney, fundador de la Orden de los Caballeros de Colón. Justo el mismo día que se elevaba a los altares a Carlos de Foucauld.



Para el actual responsable, Carl A. Anderson, Caballero Supremo, “el padre McGivney ha inspirado a generaciones de hombres católicos a arremangarse y poner su fe en acción”. “Se adelantó décadas a su tiempo al darle a los laicos un papel importante dentro de la Iglesia. Hoy en día, su espíritu continúa dando forma al extraordinario trabajo caritativo de los Caballeros, ya que continúan sirviendo a los marginados de la sociedad como él sirvió a las viudas y a los huérfanos en la década de 1880. El Padre McGivney también sigue siendo un importante modelo a seguir para los párrocos de todo el mundo y nos dejó un legado transformador de cooperación efectiva entre el laicado y el clero”, señaló al conocer la noticia.

El combate de la evangelización

El próximo beato nació el 12 de agosto de 1852 en Waterbury (Estados Unidos), aunque era de origen irlandés, y falleció en Thomaston el 14 de agosto de 1890. De familia católica, fue ordenado sacerdote en 1877 siendo destinado a una parroquia de New Haven (Connecticut). Implicado en la Acción Católica, poco a poco irá gestando un proyecto apostólico que fraguó el 28 de marzo de 1882 con la fundación de la fraternidad de los Caballeros de Colón, con un grupo de sus parroquianos con el fin de ayudar a las familias más necesitadas y una espiritualidad de corte tradicional.

Una neumonía provocó su repentina muerte a los 38 años. Hoy en día los Caballeros de Colón, lo mismo sustentan distintos proyectos caritativos que asesoran en la inversión de valores en sintonía con la fe católica. Según las cifran de la entidad, forman parte de la fraternidad 1.900.000 hombres de todo el mundo. El arzobispo de Baltimore, William E. Lori, es el ‘capellán supremo’ de la asociación. Su financiación es decisiva en diferentes campañas católicas de los Estados Unidos o en la tecnología de los medios de comunicación vaticanos.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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