La Iglesia española, a través de ‘Enlázate por la Justicia’, reclama, a las puertas del Día Mundial del Medio Ambiente –5 de junio–, estilos de vida más simples y hábitos más sostenibles en nuestro consumo de moda para minimizar el impacto medioambiental y social. La red –formada por Cáritas, CONFER, CEDIS, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES– recuerda en un nuevo informe ‘Conecta Pobreza’ que la industria textil es la segunda más contaminante del mundo después de la petrolífera.
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Este informe cierra un ciclo de 5 estudios que, en pleno 5º aniversario de ‘Laudato si’’ e inicio del Año Laudato si’, han analizado en profundidad cómo afecta al planeta y a las personas nuestros hábitos de consumo y estilos de vida como son el agua, los alimentos, los teléfonos móviles, los transportes y la energía, y que, en plena crisis de la Covid-19, “urgen” abordarse.
La Iglesia pide a todo el arco parlamentario una Ley de Diligencia Debida, ya que legislar en este sentido “obligará a las empresas a prevenir el riesgo de contaminación de agua y a respetar los Derechos Humanos y laborales en los países donde se deslocaliza la producción de ropa. Asimismo contribuiría a un Tratado Vinculante en el marco de las Naciones Unidas para el respeto de los Derechos Humanos por parte de las empresas transnacionales”.
“El algodón utiliza el 10% de todos los pesticidas que afectan al planeta y el 2,4% de las superficies cultivables. Confeccionar unos pantalones vaqueros requiere 7.500 litros de agua y el 20% de los tóxicos que se vierten al agua proceden de la industria textil”, explican en el comunicado en el que detallan las cinco etapas del ciclo de vida de la ropa, constituido por la extracción de materias primas, la producción de tejidos y su confección, el transporte, el consumo y los residuos generados.
El 80% del personal laboral en la industria textil son mujeres
‘Enlázate por la Justicia’ pone sobre la mesa que el 80% del personal laboral en la industria textil son mujeres. Suelen comenzar el trabajo con catorce años, tienen jornadas de entre 12 y 14 horas y, con suerte, disponen de un día libre a la semana o una semana de vacaciones al año. Sus sueldos no permiten cubrir las necesidades básicas y además se exponen al riesgo de sufrir distintas afecciones de salud por el uso de los tintes utilizados en los procesos de confección, tal y como detalla el informe.
Bangladesh, junto con la India y Camboya son los mayores exportadores de textil del mundo. La consecuencia de esta deslocalización de la producción, desde el punto de vista medioambiental, es el incremento en los requerimientos del transporte, lo que supone un aumento de las infraestructuras y de la contaminación, haciendo que, por ejemplo, las camisetas que llegan cada día para su venta en la Unión Europea recorran un camino que las lleva a pasar hasta por 7 países emitiendo millones de toneladas de CO2 en el transporte de las mismas.
Además, el modelo de “moda rápida” que ofrece el sector, favorece cambios constantes de colecciones a bajos precios y alienta a comprar y desechar ropa frecuentemente. “Es un negocio que incentiva un consumismo de necesidades desproporcionadas, haciendo que compremos hasta 13 veces al año y que el 40% de lo que compramos no lleguemos a utilizarlo nunca”, sostienen. Y es que “en España, cada persona se desprende de 7 kilos de ropa por año, lo que supone el 10-15% de los residuos de los vertederos”.
Desde aquí, ‘Enlázate por la Justicia’ pide cambios en los hábitos personales, que resume en 5 puntos: reciclar, reutilizar, reducir, reparar y apostar por el comercio justo.