“El vídeo que muestra a un oficial de policía de Minneapolis arrodillado sobre el cuello de un hombre esposado que repetidamente dice ‘No puedo respirar’, y que parece perder el conocimiento o morir mientras está inmovilizado, es desgarrador y profundamente inquietante”. Así define en un comunicado recogido por American Magazine Bernard Hebda, arzobispo de Minneapolis, las imágenes que muestran la muerte de George Floyde a manos de la policía el pasado 25 de mayo.
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Se trata de un suceso que, además, ha desatado una oleada de protestas en Estados Unidos contra el trato de las fuerzas del orden a la población afroamericana. “La tristeza y el dolor son intensos”, dijo el arzobispo sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Floyd. “Oremos por consuelo de su afligida familia y amigos, paz para una comunidad herida y prudencia mientras el proceso avanza”, añadió, subrayando la importancia y necesidad de “una investigación completa que finalice en una responsabilidad legítima y verdadera justicia”.
“Particularmente en este momento, cuando la pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la fragilidad humana, estamos llamados a respetar el valor y la dignidad de cada individuo, ya sean civiles que necesitan protección o agentes de la ley encargados de proporcionar esa protección”, subrayó el prelado.
Tragedia que trae tragedia
Un testigo de la escena filmó parte de la confrontación de la policía con Floyd, de 46 años, trabajador de un restaurante de St. Louis Park, Minnesota. Según los informes, Floyd fue arrestado bajo sospecha de falsificación. Si bien los cuatro agentes involucrados en su arresto ya han sido despedidos, el FBI está llevando a cabo una investigación federal para esclarecer lo ocurrido.
Por su parte, el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, pedía el 27 de mayo que se presenten cargos contra el oficial que inmovilizó a Floyd con su rodilla. Ante la violencia desencadenada por las protestas, Frey ha llamado a la calma. “No podemos permitir que la tragedia engendre más tragedia”, ha dicho.
