“Estamos viviendo momentos muy problemáticos en nuestro país”, han expresado en un comunicado los obispos de Venezuela ante los graves problemas económicos, políticos y sociales que se intensifican cada día más con los estragos que va dejando el aumento de casos de coronavirus.
Como “pastores de esta iglesia y hermanos que vivimos en medio de nuestro pueblo y optamos preferencialmente por los pobres, compartimos esta dramática situación de dolor, violencia, y sufrimiento que padece la inmensa mayoría de los venezolanos y que hemos calificado como moralmente intolerable”, han dicho.
Los prelados han propuesto hacer una declaratoria de emergencia nacional, donde todo el pueblo interpele “a las autoridades y al conjunto del liderazgo político, social y cultural”. Todo esto pasa por “un acuerdo nacional inclusivo de largo alcance que salve a Venezuela de la gravísima crisis en la que se encuentra sumergida y a iniciar procesos para rescatar y recuperar el país social, política y económicamente”.
A puertas de “la inmensa catástrofe nacional, material, institucional y social que padecemos” será necesaria “una acción moral de gran calado, una sacudida ética y una convergencia político social que nos encauce hacia el gran deseo común: un cambio fundamental”.
Este cambio debe partir de “las necesidades y deseos del pueblo mayoritariamente sufriente, violentado en su dignidad y derechos” y “todo esto enmarcado en el respeto a los derechos humanos y a la justa institucionalidad”.
Han reclamado al líder socialista Nicolás Maduro “no administrar la crisis solo como un arma de control social y político” al contrario “se hace necesario elaborar, lo más pronto posible, con la amplia participación de todos los sectores sociales, una hoja de ruta de levantamiento de la cuarentena”.
Este plan progresivo incluye “la facilitación de la movilización de los trabajadores, la reactivación de la economía y del comercio, la apertura progresiva de los templos para las celebraciones litúrgicas, en el respeto a las normas sanitarias que aconseje la emergencia”.
Aparte piden tomar más en cuenta las opiniones de los médicos, académicos, periodistas e investigadores. “No es eliminando al que piensa diferente que se saldrá de esta crisis, sino incluyendo en la búsqueda de soluciones concertadas a todos los factores políticos y a las distintas instituciones que hacen vida en el ámbito nacional”, advierten.
Por otra parte han recordado la tarea de la Iglesia en este tiempo de cuarentena: “Las Cáritas, a nivel parroquial, diocesano y nacional, y otras organizaciones sociales siguen comprometidas en la atención a las personas más vulnerables, al distribuir medicinas y alimentos en la medida de sus posibilidades”.
Sin embargo “escuchamos en medio de la cuarentena social un inmenso clamor que sube al cielo ante el desamparo de millones de hombres y mujeres sin recursos económicos, sin comida, sin medicinas, sin trabajo, sin servicios adecuados de electricidad, agua, transporte, gas doméstico y combustible”.
Piden a los venezolanos, en especial a los bandos políticos, “dejar el radicalismo y el favoritismo para pensar en los demás, en los pobres, en los olvidados de siempre, para que Venezuela vuelva a tener esperanza en la que todos cabemos sin distingos”, para ello han recordado el ejemplo de José Gregorio Hernández como “un símbolo de unión del país y camino de esperanza”.