“La llamada de las mujeres a ser sacerdotes debe ser reconocida”. Es la visión de Agnes Wuckelt, vicepresidenta de la Comunidad de Mujeres Católicas de Alemania, entidad reconocida por la Conferencia Episcopal. Con esta sentencia, respalda al presidente del Episcopado Alemán, Georg Bätzing, que días atrás defendía que “los argumentos en contra presentados por el magisterio a menudo ya no se aceptan”.
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A la luz de sus palabras, la teóloga germana reclama una mayor “participación de las mujeres en el liderazgo y la gestión en la Iglesia” para que no solo se la considere “un remiendo de emergencia” o que sus demandas se queden en un mero “discurso dominical” de intenciones.
Wuckelt, lejos de ser un ‘lobo solitario’, es una de las pensadoras más reconocidas en el ámbito católico alemán. Tanto es así que también forma parte de la comisión de mujeres, dentro del Sínodo de la Iglesia alemana. “Debemos valorar la participación de la mujer como un enriquecimiento para toda la comunidad religiosa”, considera esta creyente. Es más, lamenta que de los dos alemanes presentes en la comisión, el sacerdote Manfred Hauke lleve “décadas enseñando que la naturaleza femenina impide la ordenación” mientras que la teóloga Barba Hallensleben “nunca haya investigado sobre la cuestión”.
Crítica con ‘Querida Amazonía’
No es la primera vez que esta teóloga da un paso al frente para reivindicar que “no necesitamos una nueva comisión sobre el diaconado de las mujeres”, en relación al nuevo equipo configurado por el papa Francisco. “A estas alturas, está claro que no hay pruebas históricas claras para sostener un diaconado sacramental femenino, pero tampoco hay una evidencia potente sobre el sacerdocio masculino. ¿Por qué hay que empeñarse ahora en respaldarlo todo históricamente? ¿Qué se debe investigar realmente en esta comisión?”.
En un tono crítico, lamenta que la exhortación apostólica ‘Querida Amazonía’ se haya mostrado “una imagen absolutamente obsoleta de la mujer”. “Los hombres tienen a Cristo como modelo y las mujeres tienen a María. De esta manera, las mujeres solo pueden seguir a Jesús imitando el ministerio de María. El hombre, por otro lado, se beneficia del hecho de que Jesús de Nazaret también era un hombre. ¡Una enseñanza teológica insostenible!”, denuncia.