Esta tarde, en la réplica de la gruta de Lourdes que hay en los Jardines Vaticanos, el Papa ha presidido un rezo del Rosario que se ha dado en comunión con el que se ha desarrollado, en el mismo momento, en los principales santuarios católicos de todo el mundo.
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Celebrado en la víspera de Pentecostés a las 17:30 horas, ha sido el modo del Papa de culminar un tiempo de Cuaresma, Semana Santa y Pascua sin duda diferente a todos los precedentes, marcado por el sufrimiento y la esperanza que está suponiendo esta dura prueba del coronavirus.
Consuelo para los angustiados
Al final de la ceremonia, Bergoglio ha pedido “consuelo por los que se encuentran perdidos” y “están angustiados”, pidiendo a la Virgen que “infunda confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto”. “Que esta dura prueba -ha deseado- termine y volvamos a encontrar un horizonte de paz”, abriendo todos “los corazones a la esperanza”.
Entre otros colectivos, el Santo Padre ha rogado a María que proteja “a los sanitarios que combaten en primera línea para salvar vidas”, gozando de “fuerza, bondad y salud”. También, a “los sacerdotes, que tratan de sostener a todos”, y a “los dirigentes de las naciones”, para que “socorran a quienes carecen de lo necesario psara vivir” y destinen a la Sanidad y a ayudar a paliar la situación de “las numerosas formas de obreza” lo presupuestado “en armas”.
“Que Dios -ha concluido- nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y la vida pueda reanudarse con serenidad“.
Organizada por Fisichella
La celebración mariana ha sido promovida por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, presidido por Rino Fisichella, siendo el lema ‘Asidua y de acuerdo en oración, junto con María (Hechos 1,14)’.
Cada uno de los misterios ha sido leído por personas marcadas estas semanas por la pandemia: un médico y una enfermera; una persona curada y otra que ha perdido a un familiar; un sacerdote, un capellán del hospital y una religiosa que trabaja en un hospital; un farmacéutico y un periodista; un voluntario de Protección Civil con su familia; y una familia joven, que ha experimentado cómo su hijo nació en este crítico momento.
Bajo el piar de los pájaros
El Papa ha asistido encabezando al pequeño grupo de fieles congregados, rezando en silencio en una ceremonia contenida, sobria y luminosa, bajo la peculiar ‘banda sonora’ de los pájaros que no dejaban de piar.
Bergoglio ya había mostrado su estado de ánimo en este momento cuando, solo una hora antes de empezar el acto, se difundía el contenido de su carta a los sacerdotes de la Diócesis de Roma. Un mensaje emotivo, vibrante y en el que reivindica que, pese al dolor y el desconcierto sufridos, estamos ante un “tiempo nuevo” y de “gracia”.