El Domingo de Pentecostés, en el que concluye el tiempo litúrgica de la Pascua, la Iglesia recuerda su propio nacimiento y aboga por realzar el protagonismo de todos los bautizados en la construcción del Reino en cada momento de la historia. Por ello, a esta solemnidad se ha vinculado la jornada de la Acción Católica y el Apostolado Seglar. En este día, Vida Nueva repasa 5 claves de esta propuesta que revitalizó el Vaticano II.
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1. El lema
‘Hacia un renovado Pentecostés’ es el lema de este 2020 del Día de la Acción Católica y el Apostolado Seglar. La Iglesia en salida que propone Francisco ha vivido en España un impulso decisivo con el Congreso Nacional de Laicos celebrado el pasado mes de febrero. “Una acción de toda la Iglesia española alentada por los laicos, los pastores y conducida por todo el Pueblo de Dios”, dicen quienes vivieron este momento de gracia.
El lema busca recoger todo lo vivido. “Ahora se trata de dar continuidad a este sueño, a este anhelo de trabajar como Pueblo de Dios, valorando la vocación laical y lo que aporta a nuestra Iglesia en el momento actual. Se trata de redescubrir la importancia del sacramento del bautismo, como fuente de donde brotan los diversos carismas para la comunión y la misión. Llamados y enviados, por eso: discípulos misioneros”, escriben los obispos.
2. Momento de comunión
El mensaje de la fiesta de Pentecostés alienta lo comunión en torno a la misión evangelizadora de toda la Iglesia. Más allá de matices y diferencias, Pentecostés es el día para contemplar la unidad en la diversidad, la pluralidad de carismas en torno a una experiencia de fe común.
Por ello, los obispos insisten en que “es fundamental que vivamos la comunión, que todos nos sintamos llamados a la corresponsabilidad, a la misión compartida. En esta tarea ardua de fortalecimiento de la dimensión comunitaria de nuestra fe juega un papel fundamental, en el futuro, la Acción Católica, que debemos seguir impulsando y revitalizando con mayor ardor apostólico. Soñemos juntos”.
3. Testimonio de esperanza
La Iglesia ha estado muy viva durante la pandemia, más allá de la ausencia de celebraciones litúrgicas. El mensaje de los obispos de la comisión de Apostolado Seglar recuerda la presencia vital de los laicos en este momento de sufrimiento. “Todos nos necesitamos para ser esta Iglesia en salida que anuncia el gozo del Evangelio en medio del dolor y las heridas, con que hemos sido marcados por la pandemia de la Covid-19. Esta experiencia nos ha servido para tomar conciencia de que no solo a nivel de Iglesia, sino también de sociedad, todos nos necesitamos, porque de la conducta de uno depende el destino de los otros”, escriben.
“No olvidamos tampoco en esta Jornada los momentos difíciles que hemos sufrido en España y, al final de este tiempo de Pascua, oramos para que sigamos viviendo en actitud de esperanza en Cristo resucitado, que ha vencido el dolor y la muerte, y bajo la guía del Espíritu Santo, que nos invita a confiar en la promesa de que Jesús va a estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo”, dicen los obispos.
4. Minorías creativas
La realidad laical de la Iglesia se traduce en infinidad de compromisos concretos de movimientos, asociaciones, grupos y propuestas vinculadas a algunas situaciones históricas, congregacionales o similares… Este gran mosaico muestra, como dicen las reflexiones para este día, que los laicos “cada día somos más conscientes de estar llamados a ser minorías creativas, que sepan aprovechar las nuevas oportunidades y los nuevos espacios para anunciar a Jesucristo y el kerigma”.
En este sentido la historia es una muestra de esta toma de conciencia. “Hemos aceptado la autonomía de lo temporal y la idea de que la fe se propone y nunca se impone, comprendiendo que nuestra labor consiste en anunciar, acompañar, ofrecer el Evangelio como referencia en un contexto de crisis moral y ética, luchando contra las injusticias, defendiendo la dignidad de la persona humana para hacer posible el reino de Dios, y todo ello asumiendo la pluralidad de perspectivas, de culturas y puntos de vista que se dan en las personas de nuestro entorno”, reclaman.
5. Santidad cotidiana
“Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”, escribió el papa Francisco en ‘Gaudete et exultate’. Esta invitación se traduce en la vivencia de la fraternidad en la comunidad parroquial o en las diferentes agrupaciones. “Vivir en serio la llamada a la santidad es la vía eficaz para llevar a cabo nuestra misión. A ello pueden ayudar la revisión de vida y el proyecto personal de vida cristiana”, reclaman desde la Acción Católica.
Y es que la vivencia de la santidad se muestra en la caridad. “Nuestra misión es acoger y proclamar el reino de Dios y su justicia, porque «en la medida que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos”, recuerda Francisco.