El pasado 12 de abril, la Iglesia en México, a través de Cáritas Mexicana, presentó la campaña ‘Familias sin hambre’, que tiene como objetivo apoyar a quienes han sido afectados económicamente por la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19.
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Al respecto, el director nacional de Cáritas Mexicana, el sacerdote Rogelio Narváez Martínez, informó a Vida Nueva que a la fecha se han entregado 28 mil 621 despensas en 44 de las 98 diócesis del país. “Estamos por entregar 20 mil en los próximos ocho días pues ya nos han solicitado un total de 58,679 despensas”.
Recordó que esta campaña es una iniciativa de la Iglesia, que fue anunciada en el marco de la consagración de Latinoamérica a la Virgen de Guadalupe, asignándole a Cáritas Mexicana la responsabilidad de coordinarla.
Un gran trabajo de coordinación
El sacerdote explica que hay una buena coordinación entre Cáritas Mexicana y las Cáritas diocesanas: “todos los lunes tenemos una reunión. Las Cáritas diocesanas son para nosotros los brazos, los pies, e incluso, los ojos para poder ver el rostro de las personas en cada una de sus localidades; nosotros nos esforzamos por conseguir los recursos y recibir las solicitudes, pero ellos son los que hacen el trabajo más complicado”.
Puso como ejemplo los estados de Jalisco y Puebla donde se han entregado más de 11 mil despensas en conjunto: “comprar los alimentos, cargarlos, trasladarlos, concentrarlos, distribuirlos, y luego llevarlos, es un trabajo muy intenso que merece todos mis respetos”.
Para la distribución de las despensas han tenido que enfrentar muchos obstáculos geográficos; por ejemplo, en Puebla, que se pudiera pensar que es un estado pequeño, tiene una parte de la Sierra Negra y otra de la zona serrana de Zongolica, que requiere un esfuerzo extra en los operativos.
Otro ejemplo –dijo– fue la entrega en el municipio de Irapuato, en el estado de Guanajuato, donde tuvo que hacerse a domicilio, guardando el protocolo: “desde la compra, el llenado de las bolsas, la sanitización, el desplazamiento, la bases de datos que se llevan, el momento en que se toca a la puerta y los voluntarios esperan a dos metros de distancia, no se les saluda de mano y se toma una fotografía como evidencia”.
Indicó que los protocolos van variando; en Jalisco, por ejemplo, donde se entregaron más de cinco mil despensas, era complicado ir a cada unas de las casas, entonces se organizaron tres centros de distribución, donde se entregaban las despensas a cambio de un boleto que les dio a las personas necesitadas de ayuda.
En todas las diócesis se ha pedido el apoyo de la Pastoral Juvenil para que las personas ancianas no tengan que acudir por su despensa, sino que los jóvenes se las llevan hasta su hogar.
El apoyo del sector empresarial
Al referirse a la coordinación de Cáritas Mexicana con el sector empresarial, que también se ha involucrado en la campaña, Narváez Martínez consideró que éste ha respondido bastante bien con la promoción de la iniciativa, no sólo el Consejo Coordinador Empresarial y la Coparmex, sino también la Unión Social de Empresarios Mexicanos (USEM).
Esta última en particular –dijo– al ser una estructura de formación de doctrina social, cuenta con integrantes que pertenecen al ámbito educativo-académico, de las universidades; “es así que tenemos dos sistemas educativos que ya se han anexado a la campaña: la Anáhuac y La Salle, que colaboran en el call center y cuentan con voluntarios para repartir despensas en campo”.
Una ayuda efectiva
Para dar certeza de que los recursos que la gente aporta se destinan a este programa, el director nacional de Cáritas Mexicana comentó que están obligados a entregar una rendición y un informe técnico-financiero a la Conferencia del Episcopado Mexicano, cada seis meses, así como a Cáritas Internacional, cada año. “Tenemos la obligación de la transparencia en torno a los ingresos y egresos”, dijo.
De igual manera, “la Junta de Asistencia Privada de la Ciudad de México supervisa la actividad de Cáritas, entre mayo y junio de cada año. Lo mismo ocurre con la Secretaría de Hacienda, y para este programa, en particular, el sector empresarial, a través de la USEM, evalúa la gestión y resultados, así como el control de ingresos económicos de Cáritas; “si una empresa deseara donar, también a ella tendríamos que darle evidencias de la entrega”.
Una gran demanda
Narváez Martínez informó que tienen una base de datos con más de 53 mil solicitudes computarizadas gracias a una plantilla que se utiliza desde el call center.
Rogelio Narváez recordó que el Proyecto Global de Pastoral (PGP 2031-2033) es muy claro en el sentido de que la Iglesia en México debe ser una Iglesia pobre para los pobres; “en el número 150 del PGP dice que seremos una Iglesia pobre para los pobres si vivimos cuatro actitudes y virtudes: disponibilidad, austeridad, servicio y solidaridad”.
De esta manera –añadió- “este call center se ha convertido en una Iglesia de puertas abiertas, una voz al otro lado de la línea, una Iglesia samaritana, misericordiosa; con disponibilidad a la persona que está pasando momentos difíciles”.
Aseguró que la solidaridad empieza en la compasión, “se sigue en el reconocimiento del rostro del hermano y debe terminar siempre en la universalidad; no hacer distingos, no discriminar, es una actividad abierta a las personas, independientemente de su cultura, clase social o cualquier preferencia; esa es la obra de Cristo, Cristo es para todos, la obra de Cristo es para todos”.
Finalmente, el sacerdote Rogelio Narváez Martínez invitó a las personas a llamar al 01800 CARITAS si tienen necesidad de despensa o si desean donar, así como a utilizar la plataforma ‘Familias sin hambre’.
“Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia; hoy las enfermedades con las que tenemos que luchar, más allá del Covid-19, son la indiferencia y el individualismo; los invitamos a ser solidarios para que podamos sobreponernos a estos efectos que ha tenido la pandemia”, añadió.