La crisis del coronavirus está dejando una brecha profunda en el terreno económico. ‘¿Un nuevo orden económico?’ ha sido la cuestión que se ha planteado hoy en una nueva sesión del Foro de Encuentros Interdisciplinares sobre el Mundo post Covid-19, organizados por la Fundación Pablo VI, en la que han participado Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, y Joseba Segura, obispo auxiliar de Bilbao y economista.
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A partir del debate social generado en torno al Ingreso Mínimo Vital, el prelado ha hecho balance de los últimos 30 años en los que ya existían rentas de garantía de ingresos. Unas ayudas que “no desincentivan el trabajo”, destaca, ya que la mitad de los perceptores son pensionistas, empleados precarios o personas vulnerables que no están en el mercado laboral. Con la medida, hay que “llegar a la gente que está fuera del mercado y que está al borde de la pobreza severa”, reclamó. Garamendi ha subrayado que, desde las posibilidades de la medida, debe estar “orientada a la empleabilidad” e ir “más allá de lo meramente coyuntural” siendo “duros frente al abuso” de quienes se aprovechen.
Confianza empresarial
En el horizonte actual preocupa la empleabilidad ya que, aseguró Garmendi, “es posible que lleguemos al 20% de paro, aunque con los ERTE se ha protegido mucho empleo y empresas que no han quebrado”. Para Segura, por su parte, estos expedientes “tienen una importancia grandísima y el acuerdo de empresas y sindicatos para prolongarlos con el Gobierno es un ejemplo a seguir”. “El diálogo social es la mejor herramienta para la paz”, destaca Garmendi.
En este sentido, a medio plazo, la clave es la relación entre empresas y trabajadores. Por eso el obispo ha invitado a, desde la patronal, “crear condiciones de confianza a través de la transparencia en la información económica, abrir cauces de colaboración en la gestión de la empresa y la posible participación incluso en el capital”. “Generar confianza y trabajar en otro tipo de cultura empresarial” es la clave para Segura, a lo que el presidente ha añadido la “colaboración leal” para afrontar problemas como el fraude del absentismo que es elevado en España.
Trabajo escondido
En la balanza de lo positivo de la crisis está la valoración que se ha hecho del teletrabajo –y la conciliación de la vida familiar– o la “visibilidad” que han tenido algunos trabajadores imprescindibles. El obispo ha reclamado distinguir entre “trabajo y empleo” para valorar el trabajo no remunerado en el hogar y los empleos remunerados “con un valor humano enorme y no están suficientemente reconocidos en el mercado y que han aparecido con mucha fuerza” durante la pandemia.
Por ello, para Garmendi la clave es la lucha contra la precariedad. Un camino es el ser consciente de que “la pobreza real está en la falta de formación”. En las mesas de diálogo social se está afrontando de forma muy seria de la formación dual, la formación continua, la adaptación de la universidad, apunta.
La evolución de la economía ‘low cost’ es una de las claves del futuro ya que el crecimiento económico pasa por poner en aprieto el planeta, un dilema entre aumentar o disminuir el consumo. “Como ese impacto no se produce en el precio, la empresa seguirá siempre externalizando” y no se toman medidas a largo plazo “que no sabemos cómo abordar”, señala Segura. Para el presidente de los empresarios, “es un tema mucho más profundo porque es un comportamiento general que afecta también a los consumidores”.