Tras acudir a un servicio en una iglesia cercana a la Casa Blanca el pasado lunes, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump acompañado por la primera dama, Melania Trump, ha visitado este martes, 2 de junio, el Santuario Nacional de San Juan Pablo II de Washington. Tras los disturbios raciales por la violencia policial y ante las elecciones presidenciales de noviembre, esta visita no parece librarse del contenido político.
Así, para el arzobispo de Washington, Wilton D. Gregory, es “desconcertante y censurable que cualquier instalación católica se permita ser tan atrozmente mal utilizada y manipulada de una manera que viola nuestros principios religiosos”. Aunque Trump no ha hecho ninguna declaración y se ha dejado su biblia en casa, desde la Casa Blanca ha señalado que la visita conmemoraba el 41º aniversario del inicio de la peregrinación de san Juan Pablo II a su Polonia natal, la primera visita del pontífice en el que abordó la cuestión de la libertad religiosa y el ejercicio de la política, según recoge CNS.
La visita, de 20 minutos con posado junto a la estatua exterior, no ha sido pacífica, un millar de personas se reunieron en las inmediaciones del templo reclamando justicia para George Floyd, la víctima de la violencia policial que murió este 25 de mayo en Minneapolis. El arzobispo Gregory ha recordado que el legado de Juan Pablo II debe ser de “ardiente defensor de los derechos y la dignidad de los seres humanos”, poco compatible con el uso de “gas lacrimógeno y otros elementos disuasorios para silenciar, dispersar o intimidar [a los manifestantes] para una oportunidad fotográfica frente a un lugar de culto y de paz”, señaló respecto a la visita a la Iglesia de San Juan Evangelista frente a la Casa Blanca.
Desde el santuario señalan que los previsto era “un evento para que el presidente firme una orden ejecutiva relacionada con la libertad religiosa mundial”. “La libertad religiosa internacional recibe un amplio apoyo de los partidos, incluyendo la aprobación unánime de la legislación en defensa de los cristianos perseguidos y las minorías religiosas en todo el mundo”, se lee en la declaración emitida tras la visita.
Y es que Trump firmó una orden ejecutiva este martes sobre el apoyo de EE.UU. a la libertad religiosa en todo el mundo. Con ella, entre otras medidas, se destinan 50 millones de dólares anuales para programas internacionales de libertad religiosa. Un compromiso que, para los críticos, contrasta con su rechazo a otorgar asilo político.