Tras la muerte, a causa de la violencia policial, del estadounidense George Floyd el pasado 25 de mayo en Minneapolis; las reacciones desde las instituciones eclesiales no dejan de sucederse condenando todo tipo de comportamiento racista. “Estamos indignados por los horribles actos, las intolerables violaciones de la dignidad humana y la pérdida de vidas que se han producido en las últimas semanas la pérdida de otros hermanos y hermanas afroamericanos sólo demuestra que el pecado del racismo sigue existiendo en nuestro país”, han declarado los salesianos de la provincia oeste de Estados Unidos.
“Hemos visto cómo el racismo ha devastado el tejido de nuestra comunidad”, denuncian desde la congregación. Por ello, ante esto, “no podemos permanecer distantes, indiferentes y silenciosos. El respeto por la vida de todos los jóvenes, sus familias y nuestros colegas nos llama a la acción”, apelan. “Desafiamos a nuestros líderes comunitarios y gubernamentales a que dejen de lado las diferencias y trabajen para hacer cumplir las leyes, políticas e instituciones que conducirán a una verdadera curación y a un cambio radical”, reclaman.
Los religiosos muestran su cercanía a “todas las personas de color, que son injustamente perseguidas y sufren discriminación étnica y racial, una discriminación que con demasiada frecuencia se expresa a través de la violencia”.
“Creemos que el racismo es un problema de la vida”, denuncian. “Unidos, mano a mano, sin importar nuestro camino de vida o fe, nos mantenemos unidos contra la opresión, especialmente en estos tiempos difíciles”, concluye el comunicado.