El papa Francisco está preocupado por la expansión del coronavirus por el continente americano. Así lo ha expresado durante el rezo del ángelus este mediodía en la plaza de san Pedro: “Especialmente en América Latina, el virus sigue causando muchas víctimas. Quisiera expresar mi cercanía a esos pueblos, a los enfermos y a sus familias, y a todos los que los cuidan”. Es más, Francisco hizo referencia directa a Brasil: “El viernes pasado falleció una persona por minuto, es terrible”.
Por otro lado, Francisco sí expresó su alegría contenida por la presencia de peregrino en la plaza de san Pedro por segunda semana consecutiva: “Es una señal de que en Italia la fase aguda de la epidemia está superada, aunque permanece la necesidad de seguir las normas vigentes, porque nos ayudan a evitar que el virus vaya adelante. Gracias a Dios, estamos saliendo del epicentro, pero siempre con las indicaciones que nos dan las autoridades”, comentó. “Pero estén atentos, ¡no canten victoria aún! ¡no canten victoria demasiado pronto!”.
Tras este breve análisis del contexto actual, el Pontífice reflexionó sobre la fiesta de la Santísima Trinidad que la Iglesia celebra este domingo: “Muestra, en el lenguaje sintético de Juan, el misterio del amor de Dios por el mundo, su creación”.
Francisco explicó que “la Trinidad es Amor, todo al servicio del mundo, que quiere salvar y recrear”. Padre, Hijo y Espíritu Santo son para el Papa Francisco el reflejo de “la medida sin medida del amor” de un Dios “humilde, cercano, que se ha hecho carne para entrar en nuestra vida, en nuestra historia, para que todo hombre y mujer pueda conocerla y tener vida eterna”.
A partir de ahí, expresó cómo la Trinidad muestra a un Dios “lleno de ternura y misericordioso”, que lejos de “juzgar al mundo, para destruir el mal y para castigar a los pecadores”, “ama al mundo, a pesar de sus pecados”.
“Dios nos ama a cada uno de nosotros aun cuando cometemos errores y nos alejamos de él. Dios Padre ama tanto al mundo que, para salvarlo, da lo que tiene más preciado: su Hijo no nacido, que da su vida por los hombres, se levanta de nuevo, regresa al Padre y con él envía el Espíritu Santo”, resumió.
Por último, el Papa recordó ante los fieles reunidos en la plaza que este mes de junio está dedicado tradicionalmente al Sagrado Corazón de Jesús, “fuente donde siempre podemos recurrir a la misericordia, el perdón, la ternura de Dios”. Antes de bendecir a los presentes, le animó a rezar juntos la oración que “me enseñó mi abuela cuando éramos pequeños”: “Jesús, haz que mi corazón se asemeje al tuyo”.