“Creo que la Iglesia, con la cantidad de viandas que se dan por día, está salvando la cuestión alimentaria en el país y está impidiendo desbordes sociales a partir de su presencia”, afirmó el obispo de Morón, ante la compleja coyuntura del conurbano bonaerense.
Jorge Vázquez cree que “el tema de la cuestión alimentaria es clave”, ya que creció exponencialmente porque a los comedores diocesanos va gente que no está en situación de calle. “Muchas de esas personas son de la clase media, tal vez la clase media más baja que son los cuentapropistas, el plomero del barrio, el electricista, es decir gente que se quedó sin trabajar y por ello sin dinero para comer”, indica.
Pone como ejemplo en uno de los comedores abiertos, la Casa Nazaret de la Parroquia Sagrada Familia, de la localidad de Haedo. Allí daban de comer a 80-100 personas. Ahora a 300.
“Este momento se está viviendo intensamente y han surgido una serie de iniciativas especialmente desde nuestra Cáritas Diocesana para salir al encuentro de la situación que provoca la pandemia”, informó Vázquez.
Para el obispo, la clave de este momento es olvidar intereses, olvidar posturas, desideologizar la solidaridad que es un valor evangélico profundo. Así como la primera comunidad cristiana fue profundamente solidaria, Ahora, “nos toca el hacernos cargo de los que no pueden comer, los que no tienen trabajo y sobre todo, también, de la gente más anciana, de nuestros abuelos y los no tan ancianos. Me parece que esa etapa, que el Papa Francisco llama la edad de la sabiduría, la tenemos que aprovechar, atender y cuidar así como los jóvenes”.
Sostuvo que el mensaje que quiere dar -como clave para un mundo mejor- es la solidaridad que supone la unidad. Sin unidad no podemos ser verdaderamente solidarios. Sin solidaridad y sin la sociedad unida es muy difícil salir adelante. “El mensaje es unidad, solidaridad. En definitiva, ninguna grieta puede ser una solución sino que será algo que empeorará las situaciones”.
Gentileza: Claves para un mundo mejor