El pasado mes de marzo, la comunidad ecuménica de Taizé (Francia) vivió un momento dramático cuando un hermano de Taizé fue expulsado de la comunidad por orden del prior, el hermano Alois, tras haber recibido una serie de denuncias por abusos sexuales. Aunque los hechos eran de tiempo atrás, los hermanos han aprendido la lección y han actualizado sus protocolos anti abusos porque “Taizé es para muchos un lugar de confianza”, aseguran.
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Conscientes de que muchos adolescentes acuden a Taizé en grupos vinculados a parroquias y congregaciones, se aterriza cómo ha de ser la estancia de los jóvenes entre 15 y 16 años. Además de contar con el consentimiento para asistir de sus representantes legales y designar un responsable mayor de edad que les acompañe en su estancia en la comunidad, se insta a “respetar siempre y enteramente la integridad de las personas jóvenes”.
De hecho, el protocolo alerta de la posibilidad de que se den situaciones de “acoso” encubierto en forma “de juegos o actividades inadecuadas que conducen a la burla o a la humillación, incluso si esta no era la intención inicial”. De la misma manera se recuerda que la ley francesa considera el “sexting” como acoso.
Incluso se llama a los monitores a “no incitar a un joven a que confíe secretos” y a “no pedir datos personales” de los menores, además de pedir a los adultos “adoptar un lenguaje y actitud adecuados, por ejemplo, no fumar durante los tiempos de compartir”.
Entre las responsabilidades de los animadores de grupos también se encuentra “no permitir bajo ninguna circunstancia la utilización inadecuada de internet y especialmente de las redes sociales”.
Un lugar seguro para todos
Los documentos contemplan a toda la realidad que se junta en la colina del centro de Francia: hermanos de la comunidad ecuménica, las hermanas de San Andrés y las hermanas ursulinas, los voluntarios y todas las personas asociadas a la organización. Todos “se comprometen a hacer de Taizé un lugar más seguro para aquellas y aquellos que vienen aquí, en particular para los menores, los jóvenes y los adultos vulnerables”.
Para conseguir este objetivo, apelan a una actitud “vigilante” para que “Taizé siga siendo un lugar seguro para todos”. Así, además de los nuevos procedimientos establecidos se ha habilitado un teléfono permanente y la dirección protection@taize.fr para hacer denuncias que llegarán a un equipo formado por dos hermanos de Taizé, una hermana de San Andrés y un abogado.
Una nueva política
En la política de la comunidad está “promover un ambiente seguro”, mejorar la selección de personas implicadas en la organización de encuentros, “responder inmediatamente a toda cuestión o incidencia relativa a la protección de las personas”, atender a las víctimas y asumir las propias responsabilidades. Para ello, se intentará “garantizar un lugar seguro y acogedor para todos”, canalizar las denuncias, revisar la atención a los asistentes de los encuentros, actualizar los seguros de responsabilidad civil, comunicar los canales de denuncia, “escuchar y tomar en serio a cualquier persona que señale casos de abuso o agresión” y tomar las medias oportunas una vez que se presente un caso.
La comunidad también se compromete a “vigilar con cuidado y atención a cualquier miembro de la comunidad, voluntario o persona implicada en la organización de encuentros que represente un riesgo para los niños o los adultos, manteniendo la confidencialidad adecuada y la seguridad de todos”. Así como revisar anualmente la eficacia de los procedimiento.