Muere a los 23 años Augusta, la voz de las niñas de la calle de Sierra Leona

Muere a los 23 años Augusta, la voz de las niñas de la calle de Sierra Leona

Ayer, Misiones Salesianas anunció desde su cuenta de Twitter la noticia más triste: “Augusta, la voz en Europa de las niñas de la calle de Sierra Leona, ha muerto a los 23 años. Cumplió su sueño de futuro y se convirtió en un modelo para las menores que querían dejar ser explotadas en la prostitución para sobrevivir. ¡Descansa en paz!”.



Augusta era huérfana, vivió en la calle y se tuvo que prostituir en Sierra Leona para sobrevivir. Era una de las muchas chicas a las que los salesianos han cambiado por completo la vida en Freetown, la capital del país.

Centro Don Bosco Fambul

Allí, en el Centro Don Bosco Fambul (que significa “familia” en lengua crio), los religiosos impulsan todo tipo de programas con los que han conseguido que muchas niñas (gran parte de ellas sin familia a causa del ébola, por lo que además son señaladas como sospechosas de ser “brujas”), víctimas de abusos y de la prostitución forzada, estén saliendo adelante estudiando y trabajando.

Documental ‘Love’

En esta maravillosa historia, contada de un modo vibrante por el documental ‘Love’, promovido por la propia congregación, hay un protagonista que lo es a su pesar: el salesiano argentino Jorge Crisafulli, director del centro y quien acumula décadas de experiencia en África, latiendo con un pueblo que ya es el suyo.

Justo hace un año, el religioso y Augusta, acompañados por Alberto López, miembro del Departamento de Comunicación de Misiones Salesianas en España, vivieron una experiencia única: que la joven pudiera contar su historia en primera persona a algunos de los principales representantes políticos y religiosos del mundo.

Trabas burocráticas

Lo contó así entonces el propio Alberto López a Vida Nueva: “Los salesianos quisimos que ella contara su testimonio en Europa, pero desde Bélgica le negaron el visado con todas las cartas de invitación, incluso del Parlamento Europeo y del Vaticano”. Ante ese bloqueo, “tuvo que estar un mes en Costa de Marfil esperando la resolución y sin poder salir del país”. “La razón –lamenta– no la decían, pero era porque es africana, negra, mujer, joven y pobre…”.

Pese a todo, al final, llegó una solución dilplomática de última hora y consiguieron el objetivo, afrontando Augusta la gran aventura de su vida: “Nunca había salido de Sierra Leona y, en menos de tres semanas, estuvo en siete países y montó trece veces en avión”.

Emocionó a los eurodiputados

Un momento muy especial cuando la recibió “el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, además de que emocionó a los eurodiputados con su testimonio. Era feliz ante cualquier cosa que veía y que jamás hubiera imaginado (una escalera mecánica, un ascensor, un lavavajillas…). Siempre tenía frío y echaba de menos comer arroz y picante, pero su viaje fue tan agotador como rico en experiencias y fructífero en oportunidades”.

El abrazo del Papa

La gran aventura se culminó con una cariñosa recepción con la presidenta de Malta y, sobre todo, con un intenso encuentro con el papa Francisco, quien mandó, a través de ella, un abrazo a todas las menores atendidas en el Fanjul.

Su sonrisa, el mejor legado

A través de su cuenta de Facebook, Alberto López despidió con mucha emoción a Augusta: “Tu sonrisa ante la vida es el mejor legado para demostrar que los sueños se pueden cumplir. Sufriste mucho, pero también fuiste muy feliz e hiciste muy feliz a mucha gente. En una semana te convertiste en la persona más importante del país al ser la voz de los más pobres ante el papa Francisco, presidentes de Gobierno, Parlamento Europeo… ¡Descansa en paz!”.

Tenía sólo 23 años y, gracias al apoyo de los salesianos, había abierto su propio restaurante, decorado con sus fotos con las autoridades que conoció hace ahora un año. El sida (y su miedo a ir al hospital a tratarse por el coronavirus) se la ha llevado, pero ha dejado una huella imperecedera.
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