Toledo ha vivido este año la celebración del Corpus Christi dentro de los muros de la Catedral Primada y entre las medidas de seguridad necesarias ante la pandemia del Covid-19. Una imagen realmente inédita en una celebración en la que, cada año, la custodia de Arfe sale a la calle acompañada por los distintos participantes de la tradicional procesión.
Todo ello, para no tener que volver a vivir una experiencia similar a la del coronavirus, como ha señalado el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves en su homilía, recogida por Europa Press.
A la celebración ha asistido el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio, junto a una reducida representación de los capítulos y cofradías que normalmente participan en la procesión del Corpus Christi, así como miembros del Cabildo Catedral, sacerdotes, diáconos y seminaristas y las diferentes instituciones.
Este ha sido, además, su primer Corpus Christi como arzobispo de Toledo, y la primera vez que celebraba la misa por el rito hispano-mozárabe en la catedral. Una ocasión que ha permitido a Cerro Chaves vivirla “desde el interior, desde el corazón y desde la fe”. Sin embargo, subraya que acepta “con gozo vivir esta realidad” distinta, depositando su confianza en que, en breve, se recupere la normalidad.
En sus palabras a ha destacado, además, cómo Dios “es muy cercano” y cómo el Corpus es “Dios en la calle” un Dios al que “le encanta la gente” y que “no se puede arrinconar”. Porque la misericordia de Dios “no quiere vivir al margen de la humanidad ni al margen de nadie”, así como su presencia “en los pobres, en los que sufren, como es el caso de todos “los que van a quedar en paro, a los que les va a costar llegar a fin de mes”.
En este punto, el arzobispo ha remarcado el compromiso de la Diócesis “para servir a los más pobres y necesitados”. “Toledo, que canta siempre la alegría de la eucaristía como probablemente pocos lugares en el mundo”, ha añadido.