El 12 de junio se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Una realidad que, estrechamente entrelazada con la trata de personas, forma parte de la que el Papa ha subrayado como el gran mal de la sociedad: “la esclavitud moderna”. Una realidad que como subrayaba en el Ángelus del 12 de junio de 2016, “priva a millones de niños de algunos derechos fundamentales y los expone a graves peligros”.
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Por ello, Francisco se ha posicionado durante su pontificado como una de las mayores y más influyentes voces de denuncia contra esta realidad, tanto en sus Audiencias Generales, mensajes en redes sociales y discursos a organismos internacionales. Todo ello, buscando el compromiso social que lleve a erradicar, de una vez por todas, este flagelo que afecta a millones de niños y niñas.
Muchos niños se ven obligados a realizar trabajos inadecuados para su edad que les privan de su infancia y ponen en peligro su desarrollo integral. Hago un llamamiento a las instituciones para que se esfuercen al máximo a fin de proteger a los menores. #NoChildLabourDay
— Papa Francisco (@Pontifex_es) June 12, 2020
“Muchos niños se ven obligados a realizar trabajos inadecuados para su edad que les privan de su infancia y ponen en peligro su desarrollo integral“, ha dicho Francisco hoy a través de su cuenta de Twitter. “Hago un llamamiento a las instituciones para que se esfuercen al máximo a fin de proteger a los menores”, ha subrayado, uniéndose a las voces de denuncia con el hashtag #NoChildLabourDay.
Proteger la dignidad de los niños y niñas
La denuncia y compromiso de Francisco ante esta situación ha llegado a plasmarse en organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que ya en 2014 recogía las palabras del Papa en las que advierte que “decenas de millones de niños son obligados a trabajar en condiciones degradantes, son víctimas de abuso y esclavitud, acoso y discriminación. Espero que la comunidad internacional extienda el acceso de los niños a la protección social para erradicar esta plaga”.
“Todos necesitamos renovar nuestro compromiso, especialmente las familias, para proteger la dignidad de todos los niños y niñas y ofrecerles la oportunidad de crecer en un ambiente sano. Una infancia con esperanza permite a los niños mirar la vida y el futuro con confianza”, añadía entonces el papa Francisco.