‘Postales del Este’ (Ramdom House) es una emocionante historia basada en hechos reales sobre la memoria, el amor y la esperanza en medio del horror de Auschwitz, cuando se cumple el 75º aniversario de la liberación del campo de concentración. Una novela de Reyes Monforte tan cruda como lírica, ambientada en el horror nazi y donde todas sus protagonistas son mujeres.
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PREGUNTA.- Se ha comparado la pandemia con las guerras. Usted que se ha documentado en profundidad, ¿le parece acertado?
RESPUESTA.- Muy poco afortunado, nada respetuoso y fuera de toda realidad. En las guerras hay dos bandos, y los dos matan. Aquí solo mataba el “bicho” y los demás caían sin apenas poder defenderse, o porque no sabíamos cómo o porque no teníamos la manera ni el material para hacerlo. No creo que ayuden esos términos belicistas que han utilizado muchos políticos. No estamos en una guerra: estamos en una pandemia acentuada y agravada por la incompetencia en la gestión. Dejemos cada historia en su relato y no mezclemos conceptos ni realidades. Aunque sea por respeto a los que perdieron la vida, tanto en la pandemia como en las guerras.
La fe como aliado
P.- ¿Por qué pensó en Auschwitz?
R.- No es que pensara en Auschwitz, es que Auschwitz está presente más de lo que pensamos. Este año se conmemora el 75º aniversario de la liberación del campo y el profesor alemán de Historia Arnd Bauerkamper comentaba que el pasado nazi todavía sigue con nosotros, con Europa y con el mundo. Y es cierto. El espíritu de Auschwitz sigue con nosotros como siguen el mal y el odio. Y debe continuar siendo recordado y revisado constantemente para no olvidarlo. Por algo todos los supervivientes insistían en lo mismo: no dejéis de contar a las nuevas generaciones lo que ocurrió en Auschwitz; los jóvenes son muy propensos a olvidar y eso puede tener consecuencias nefastas. Ese es el miedo con el que vivieron muchos supervivientes después de salir del campo: no el miedo al recuerdo, sino el miedo al olvido.
P.- Muchos supervivientes han contado a qué se aferraban para sobrevivir. ¿A qué cree que se agarraban? ¿La fe se convierte en el único aliado… o ni siquiera?
Se aferraban a la esperanza, a la vida, al amor, a la fe y a la creencia de que todo aquello acabaría algún día. Elie Wiesel, periodista y premio Nobel de la Paz, entró en Auschwitz con 12 años, vio morir a su familia, también a su madre en el campo de Buchenwald, y escribió que “jamás olvidaría cómo asesinaron a mi Dios y mi alma, y que dieron a mis sueños el rostro del desierto”. Lo mismo sintieron y pensaron muchos presos, independientemente de quién fuera su Dios y qué religión profesaran. (…)