Este domingo, 14 de junio, es la solemnidad del Corpus Christi, día en la que la Iglesia celebra el “Día de la Caridad”. La subcomisión episcopal de Acción Caritativa y Social y Cáritas tratan de visibilizar en este día el compromiso de los cristianos. El lema de este año, del que los obispos se hacen eco en su mensaje, es ‘Sentado a la mesa con ellos’, tomado del relato evangélico en el que se narra el encuentro de Jesús Resucitado con los discípulos desanimados camino de Emaús.
Vida Nueva repasa en este domingo 10 formas para vivir la caridad en los tiempos del coronavirus.
La caridad se muestra en las obras, no en las palabras. De hecho el lema elegido por Cáritas Española para la campaña de este año es ‘El poder de cada persona. Cada gesto cuenta’. Una oportunidad para aterrizar los gestos necesarios en los profundos efectos sociales, sanitarios y económicos del coronavirus. “Esta pandemia mundial está suponiendo un auténtico reto organizativo para la Confederación Cáritas dentro y fuera de España, que se ha volcado en prestar acompañamiento de emergencia a cientos de personas en grave situación de precariedad”, aseguran.
Desde Cáritas, ponen de manifiesto que en medio de la fragilidad generada por las consecuencia de la pandemia se están viendo “brotar miles de gestos solidarios llenos de caridad, de ese amor gratuito que nace del corazón de forma libre y desinteresada, sin esperar nada a cambio”. La experiencia “nos ha hecho reaccionar ante el sufrimiento y el dolor compartido, nos ha empujado a rescatar nuestro sentido de identidad y pertenencia y nos ha posicionado en lo comunitario, en priorizar el bien común que nos identifica como seres vivos: la protección y defensa de la vida”.
Los obispos en su mensaje para este año recuerdan que la pandemia ha privado a los fieles de recibir la comunión sacramental durante semanas. Una oportunidad para vivir el Corpus de otra manera. “En esta jornada, la Iglesia celebra también el día de la Caridad, puesto que anunciamos y celebramos con profunda fe que de la Eucaristía mana la fuente de todo amor y santidad”, señalan. “Jesús nos da realmente su Cuerpo y su Sangre, verdadero maná, que alimenta nuestra vida y la llena de sentido nuestra peregrinación por este mundo hacía la patria celestial”.
La eucaristía crea comunión. Por eso el día de la Caridad tiene una dimensión comunitaria. De ahí que el objetivo “hacia el que se dirige la invitación que Cáritas lanza a crear comunidades inclusivas y espacios de acogida, donde cada uno se puede sentir como en su casa, formadas por personas que realizan gestos sencillos, cotidianos, gratuitos, cargados de amor y de esperanza, capaces de reconstruir la vida”.
La eucaristía es una celebración de la fe. Por eso, los obispos, invitan a que “en este nuevo tiempo se hace aún más imprescindible celebrar la vida y el encuentro, alabar y dar gracias a Dios, porque Jesús, el Señor, se ha quedado con nosotros y nos invita a sentarnos a
la mesa para hacernos pan y vino como Él y compartir lo que somos, todos los dones que conforman nuestro ser para ponerlos al servicio de los demás y de su fragilidad, que también es nuestra”.
“Quienes se preguntan dónde está la Iglesia en estos momentos, pueden dirigir su pregunta a los pobres, a los enfermos, a los discapacitados, a los que están solos, a los ancianos abandonados, a los que buscan sentido en medio de la oscuridad, a los que han perdido un familiar querido, a tantos que buscan a alguien que les escuche… Ellos han encontrado el rostro de la Iglesia en la acogida de los miembros de Caritas y de tantas otras entidades de Iglesia, en los hospitales, los comedores, los centros de acogida y las residencias de ancianos de parroquias y de diversas instituciones eclesiales. Ellos la han encontrado en tantos hombres y mujeres creyentes, que también son la Iglesia, y que se gastan y desgastan por edificar un mundo más justo, más fraterno, más humano y más abierto a Dios. La han encontrado en tantos médicos, enfermeros, auxiliares, transportistas, farmacéuticos, policías, militares, muchos de ellos católicos, que son también la Iglesia. La Iglesia, con la ayuda del Señor, seguirá realizando este servicio diariamente, con humildad, sin pretender ocupar las primeras páginas de los periódicos”, escriben los obispos.
La vivencia de la caridad no es un compromiso que debe desarrollar uno individualmente, hay que des generador de redes de solidaridad. “Este trabajo de transformación del mundo no podemos llevarlo a cabo solos. Necesitamos de todos y particularmente de nuestras autoridades políticas, civiles, económicas y religiosas. Necesitamos personas con mucha paciencia, con la mirada puesta en los más frágiles de nuestra sociedad, y con una firme voluntad de llegar a acuerdos y de aplicarlos”, es la invitación del mensaje de la jornada.
La campaña de este año, pasados los peores momentos de la pandemia, intenta proponer a los cristianos a que se hagan “activista del Reino”. Una forma de activismo entendido como la disponibilidad a “participar activamente en una causa, a pensar en los demás más allá de lo propio, en hacer del bien común una causa propia”, señalan desde Cáritas.
La vivencia de la Caridad requiere de dotarse de un espacio para la acción, para salir al encuentro y dar testimonio. Y aunque en esta ocasión, no será posible realizar gestos en los que participen muchas personas reunidas, sí podemos hacernos “activistas de la caridad”, es decir, personas “que tomamos partido y nos comprometemos a realizar gestos sencillos que reflejen el amor por la vida y nuestro compromiso con las personas que están viviendo situaciones de fragilidad”.
Una forma concreta de vivir la caridad es a través de la experiencia de ser voluntario, “de complicarse la vida con otras personas, de ofrecerse de forma desinteresada, reporta mucho más a la propia vida de lo que uno se pueda imaginar. Sólo hay que hacer una cosa: dar un paso al frente, atreverse y probar la experiencia. Da igual la edad que tengas o los conocimientos que poseas, seguro que dispones de tiempo, aunque sea poco. Siempre vas a recibir mucho más de lo que puedas aportar, pero ¡cuidado!, no lo vayas a hacer para encontrar satisfacción o reconocimiento. Servir a otros desde la gratuidad es una cuestión de amor y generosidad”, señalan desde Caritas.