Más que nunca en este Corpus de 2020 la procesión ha ido por dentro. Procesiones claustrales en las catedrales españolas han sustituido los más tradicionales homenajes al Santísimo Sacramento. En Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, ha presidido la celebración en la que ha pedido, en plena vuelta a la normalidad tras la alarma por la pandemia del coronavirus, que esta ocasión “no sea como volver a antes de la pandemia, en absoluto, sino para recuperar lo que más necesitamos, el sentido de Dios que lo hemos perdido, el de la adoración, el de ser hermanos”.
Cañizares ha reclamado “un cambio muy grande, de civilización, de costumbres, un cambio que demuestre que Dios está aquí” en su homilía. “Esa es la nueva normalidad que los cristianos estamos llamados a llevar para estar cerca de los que sufren el dolor y la muerte, porque ese es el amor que Dios quiere, no medidas disciplinarias sino cambio de mente, de corazón, es decir conversión”, asegura el prelado.
Para cañizares, “la Iglesia es eucaristía, es amor, no es una ONG como a veces la presentamos desde la Iglesia, las obras de caridad no es una obra más, es la Iglesia misma, presencia de Dios amor, porque si no la convertimos en una ONG, la secularizamos, como los poderes de esta sociedad quieren que sea”. Por ello, ha reclamado que “No podemos permitir que se nos impida celebrar la eucaristía, que es el compromiso del que brota la caridad en favor de los pobres, de los necesitados, de los últimos y también de los desempleados”.
Al final de la homilía, el cardenal denunció la presencia del mal presente en la recuperación. “El demonio existe en plena pandemia, intentando llevar a cabo investigaciones para vacunas y para curaciones. Nos encontramos con la dolorosísima noticia de que una de las vacunas se fabrica a base de células de fetos abortados. Así de claro. Y eso es inhumano, eso es cruel, y ante eso no podemos alabarlo ni bendecirlo, todo lo contrario”, denunció dejando de lado los papeles.
A cualquier coste no se puede tener una vacuna, prosiguió. “No señor, tenemos una desgracia más, obra del diablo. Eso es lo que quiere el diablo”, concluyó. La noticia a la que se refiere es un bulo que ha circulado por internet sobre tratamientos que se han vinculado a enfermedades graves o virus como este.
En la seo, al acabar la celebración, el cardenal se ha dirigido a cada una de las tres puertas del templo para bendecir desde ellas, abiertas en ese momento, a la ciudad y a la diócesis con la custodia con el Santísimo Sacramento. En la eucaristía, con procesión interior, han participado los obispos auxiliares Esteban Escudero y Javier Salinas, el arzobispo emérito de Zaragoza Manuel Ureña, y el obispo emérito de Lleida, Joan Piris, además del cabildo de la Catedral.