China ha echado el freno a la ‘nueva normalidad’ ante los numerosos casos detectados por Covid-19 y el miedo a un rebrote que vuelva a obligar a confinar a la población. Por el momento, el más preocupante es el de la capital, Pekín, sobre el cual el padre John Baptist Zhang, de Jinde Charities, ha relatado la situación a la Agencia Sir.
“En Pekín, durante más de 50 días consecutivos, no ha habido nuevos casos de coronavirus”, dice el sacerdote, “pero del 11 al 15 de junio desafortunadamente se diagnosticaron más de 100 casos nuevos en la ciudad, todos los cuales están relacionados con el mercado local de verduras situado en el Distrito de Fengtai”.
Las consecuencias de la multiplicación de nuevos casos llegaron en seguida: se han cerrado escuelas y universidades, se han suspendido las actividades deportivas y culturales en espacios interiores… y se han cerrado nuevamente los centros de culto. “Todo ello, con el objetivo de detener una nueva ola de infección”, subraya el sacerdote.
Durante el mes de junio China ha desarrollado una apertura gradual de los lugares de culto, hasta que el pasado día 10 se abrieron las parroquias para celebrar misas, siguiendo medidas de seguridad como el uso de mascarillas, medición de temperatura, cita previa, distancia social… “Desafortunadamente, debido a los casos confirmados en Fengtai, la diócesis tuvo que cerrar las iglesias el 13 de junio”, apunta el sacerdote.